
Desde estás paginas hablamos siempre que la tercera guerra mundial se iba a producir en el norte y en cuotas. El Papa Francisco participó de la misma idea y hoy podemos confirmar, en medio de la pandemia, que estamos protagonizando la tercer guerra mundial.
Vayamos por parte y pongamos a los protagonistas en la mesa. Estados Unidos, China, Rusia, Arabia, Europa. En esta película los extras son América Latina, Asia y la Europa Mediterránea.
A estos protagonistas le sumamos los actores especiales: el virus y el petróleo. Por supuesto el hambre participa, porque si cuya colaboración esta película no se hubiera realizado.
Ahora ordenemos según su aparición. El Papa observó que las potencias se toreaban, se sacaban chispas y avisó. Eso sí nunca creyó que sería de esta manera.
Podemos seguir la discusión si el virus es de diseño o natural. Claro que a medida que vayamos explicando es difícil creer que la cosa es natural. Al margen están las corporaciones o al menos no aparecen. De hecho nunca aparecieron y siempre fueron protagonistas de las guerras, o sea son como el sol, aunque no lo veamos el sol siempre está.
El 31 de diciembre China declaro el virus. En Wuhan empezó todo. Supongamos que China inicia esta guerra, digo supongamos porque no tenemos información seria y la Cia se aburre de hacer operaciones en Occidente teniendo en Argentina al Grupo Clarín e Infobae como cadetes de tiempo completo.
Rusia es el tercero en discordia, aliado de China y enemigo de Estados Unidos y Arabia. Esta última controla el petróleo, por último Europa dividida entre Alemania y Países Bajos por un lado y la mediterránea por otro.
Cuando el virus empezó, se exportó a Europa y luego al país de Trump. Luego el resto del planeta. Al mismo tiempo Rusia consiguió que Arabia baje el precio del petróleo a 20 dólares el barril, un hecho inédito en la historia. Gracias a esta acción política China se beneficia en 300 millones de dólares por día. Al mismo tiempo que China ahorra, Estados Unidos se infecta. La Cia aconseja mal a Trump y los enfermos son record de la pandemia. Mientras esto sucede Trump amenazó a Venezuela, amigo de China.
Trump ordena la invasión hacia el país caribeño en medio de miles de muertos de habla inglesa y Alemania y Holanda dejan de apoyar a España, Francia e Italia que comienzan a ver con buenos ojos a China. De hecho, mientras Italia sangra los médicos que van en su ayuda son cubanos y chinos.
Al parecer hay dos informaciones que el país amarillo oculta, las víctimas y la solución al problema económico. Ningún medio de occidente cree que en China las víctimas fatales hayan frenado. Si le creen a Corea del Sur, pro-yanqui, pero no al comunista gobierno chino. Este país tiene una población aproximada de 1100 millones, y supongamos que no son casi 4 mil como informa el gobierno y son 2 millones. El porcentaje sería muy bajo, un dos por ciento. Y supongamos que haya entregado esa cantidad de gente y solucionó la economía. El costo sería muy bajo para su triunfo. Porque mientras China se va aliando con Rusia, la mitad de Europa y pone pie en Sudamérica. Estados Unidos sigue infectado, con muertos que se visibilizan en las tapas de los diarios y solo puede declarar una guerra al narcotráfico de Venezuela. Alto costo para una derrota.
Uno se puede equivocar en la cantidad de víctimas chinas o en la solución de la economía de ese país pero lo concreto es que la recesión invadió todo Occidente, que los países del primer mundo sangran y que no ven como terminar con este virus. Por ahora, el triunfo es chino y más temprano que tarde Trump, Bolsonaro y Macron se despedirán de sus sillones, y lo único que han logrado para sus votantes es pobreza y muerte.




