
Si uno deja de respirar, muere. Si morís no respiras. Se entiende. Si estás muerto no cobrás la jubilación, es más no tenés necesidad alguna de comer, hacer una fila desde las 3 de la mañana del otro día, en síntesis no tenés ninguna necesidad. ¿Y sabés por qué?, porque estás muerto. Algo tan obvio, tan simple de entender no se comprende. Hay que repetirlo cien veces por día porque hay jubilados que no la entienden.
Todos perdemos, a todos nos va mal con la pandemia, pero las mayorías acatamos la orden gubernamental de quedarnos en casa. Por eso en Italia, España y Estados Unidos sus habitantes caen como moscas y acá no. ¿Y sabés por qué?, porque el gobierno nos cuida y nosotros nos cuidamos. Entonces escuchá, la plata deja de ser importante cuando estás muerto.
La semana pasada, la imagen reflejada en todos los medios de colas infernales de jubilados prestos a cobrar su mensualidad dio pena. Nadie respetó nada, nadie hizo caso y más de uno se habrá enfermado. Reclamos histéricos por doquier, sin sentido, si sin sentido. Porque no se puede creer que tantos jubilados no tengan hijos, ni amigos, ni cuñados ni nadie que pueda ayudarlos. Un sinfín de voces reclamando la mínima, para poder comer y pagar remedios.
Seguro que el gobierno no calculó bien, pero cuando nosotros en general vamos a entender que la norma está para cumplirla. Si te dicen estate a un metro del otro, es un metro no es al lado. Si te dicen quedate en casa es en casa, que parte no entendés. Ser adulto mayor no significa saber más sino tener más años. Y ese conocimiento que muchos creen tener o esa experiencia que no dejan de declamar se rompe en mil pedazos cuando se ponen uno al lado de otro posibilitando la entrada de un virus que luego van a transportar. Porque el miedo gubernamental no es que ese adulto muera, el miedo es el contagio y donde enfermó uno pasó el virus a 16, ese es el cálculo. Y todo por cobrar unos míseros pesos, que no hacen falta cuando estás muerto. Entendiste que si enfermas morís y la jubilación no es hereditaria.
Alguno se enojará, lo lamento. Pero nadie cree que todos esos adultos mayores carecen de hijos, amigos, parientes que les pueden dar una mano. Estamos en guerra y ya que son mayores pueden entender que cuando bombardean una ciudad no hay banco que abra ni jubilación que se cobre. Comprenden que el muerto no paga la luz ni come. Bien, espero que haya servido de algo y no escuche frases como, “quien me va dar de comer”, o “lo decís vos que no estás en mi lugar” y una serie de tonterías que en estos momentos están fuera de lugar. Por eso repetí conmigo “si dejo de respirar muero y si muero no como ni pago o sea la jubilación no me sirve”. Se entiende. Bien repetilo cien veces, quizás empecemos a comprender que el pensamiento colectivo nos salvará de esta pandemia. ¿O me equivoco?




