
Entras las consecuencias del factor coronavirus se observan la desorganización de la economía mundial, el desplome de las bolsas de valores y las caídas de grandes empresas compradas por otras a precio vil. En las sombras y sin salir a la faz de los medios de comunicación se encuentran las grandes familias promotoras de las corporaciones supranacionales. Más a la vista se hallan los mega-empresarios, cultores de las segundas líneas y referentes de las grandes familias. De repente aparecen apellidos como Soros, Botín, que la opinión pública desconoce pero son armadores de los mega-negocios interplanetarios.
Para hacerse cargo de la operación de la deuda externa se presentó ante los ojos de Alberto Fernández una señora cuarentona de apellido Botín. La misma es presidenta del Banco Santander, único banco español que pertenece al Grupo Bilderberg fundado por David Rockefeller y el Príncipe Bernardo de Holanda. Hoy el presidente del grupo es Henry Kissinger y su secretario Barack Obama. Alberto no llegó a un acuerdo pero sí con la banca china del HSBC, los mismos que acordaron el desfalco de la Alianza. Mala para Alberto. En cambio, el gobernador bonaerense acordó por el mismo tema con el Bank of América y el City, los dos Bilderbergs.
Por su parte, en estos días el ministro de Cultura recibió a otro Bilderberg, George Soros. Según Daniel Estulin, Soros presumió de haber ganado mil millones de dólares en una semana especulando con la libra esterlina en 1992 al obligar a devaluarla al Banco de Inglaterra. Un mes después aparecía en la portada del periódico británico Daily Mail fotografiado con una copa en la mano y un titular que ocupaba las cinco columnas: Gané 1000 millones con la caída de la libra esterlina. Una imagen provocadora que se le clavaría en la garganta del entonces primer ministro John Major. Los rumores entre bastidores señalan a la reina Isabel como beneficiaria de la operación al tener sus ahorros en uno de los fondos usados por Soros para esta maniobra. Aunque su hazaña quedará registrada en la historia financiera como la del hombre que hizo quebrar al banco de Inglaterra, y que le valió el calificativo de agitador por parte de Henry Kissinger”.
Soros, que fue mencionado en estos días es el presidente de la Fundación Soros Management y del Open Society Institut. También entre esos negocios que se desconocen fue dueño de todos los shoppings porteños, además de tener toda la concesión de todo el petróleo una vez que Cataluña se independice de España.
Soros es un miembro activo del grupo Bilderberg y uno de los más despiertos estos días por el desplome de las Bolsas. Muchas empresas han quebrado y han sido compradas por otras a precio vil aunque también el grupo Rockefeller supo perder la sección china de la JP Morgan, también Fidelity, el fondo de inversión que tuvo contra las cuerdas a Alberto Fernández perdió su sucursal china en manos de capitales orientales.
El virus es un toma y daca. Desorganiza la economía y otorga la oportunidad a los mega-empresarios de consolidar el nuevo orden mundial. La apuesta mayor es la destrucción de los estados-nación y volver a épocas pre tratado de Westfalia en el siglo 17. Difícil que se concrete ya, pero el virus juega a favor. Otra consecuencia es la cantidad de empresas que caen día a día y la fundamental para el grupo Bilderberg es la reducción poblacional. Tema que se halla en agenda en todas las reuniones anuales del grupo desde 1954.
Por ahora, el virus trabaja para las corporaciones pero también se puede descontrolar y afectar los intereses de aquellos ganadores con la tragedia. No son pocos los que afirman que este virus fue diseñado en un laboratorio británico. Se sabe que afecta a los mayores, que es fácil de contagiar pero nadie sabe cómo se detiene. No sea cosa que los ganadores actuales se transformen en los grandes perdedores.