Trepidan los operadores, ante el discurso de alto calibre que disparó Alberto

Por Margarita Pécora B.-
No fue solo el recuento, ausente de vana complacencia ni triunfalismo, de los 81 días de gestión transcurridos para el gobierno de Alberto Fernández aplicando medidas para solucionar la situación extremadamente delicada que heredó del macrismo, lo que ya inquieta a las fuerzas opositoras dentro del Congreso, donde hoy el primer mandatario, junto a su vice Cristina Fernández, relanzó su gestión al inaugurar el 138° periodo de sesiones ordinarias advirtiendo entre otras cosas, que va a terminar con los “sótanos de la democracia”.
Lo que más preocupa a la plana negadora serial de logros tangibles, es sin dudas el potente paquete de proyectos que el Poder ejecutivo anunció que va a impulsar a través del Congreso, siempre ajustado a los principios de la democracia, y por otro lado, el alto nivel de aceptación popular que está recibiendo la figura del primer mandatario, demostrado cuando rompió el protocolo para fundirse con el pueblo las afueras del congreso, como solía hacer Néstor Kirchner.
Aún no se habían callado los aplausos a las palabras finales del presidente, ya los líderes de la oposición, en particular de Juntos por el Cambio, salían a despotricar contra el discurso, al que le pasaron lupa gruesa para detectar el más mínimo olvido, o la frase que más se presta para lecturas divergentes o manipuladoras.
Porque sencillamente, les asusta perder terreno o sentir que remueven los cimientos de la oligarquía neoliberal y el poder corporativo al que responden.
“Dispuse la intervención de la Agencia Federal de Inteligencia-anunció Alberto y algunos abrieron los ojos exorbitados-“ Allí terminamos con el oscurantismo que imperó en estos años. Pusimos fin a la norma que tornó secreto el financiamiento del organismo.
“Debemos construir consensos para un nuevo diseño del Sistema de Inteligencia Nacional.-afirmó Alberto–, mientras tanto, queriendo reponer el orden que se ha perdido, esta misma semana que iniciamos dictaré un Decreto de Necesidad y Urgencia que modifique la Ley de Inteligencia impidiendo a los organismos de inteligencia realizar tareas represivas, poseer facultades compulsivas, cumplir funciones policiales o desarrollar tareas de investigación criminal como auxiliares de la Justicia. No habrá excepción alguna que quiebre esa resolución.”
Aunque no les tomó por sorpresa, sí les estremeció otro anuncio del presidente, de que enviará al Congreso el Proyecto de Ley para la interrupción voluntaria del embarazo, que fue acompañado por prolongados aplausos en el recinto y ola de pañuelos verdes en el exterior del Congreso.
Del mismo modo, les asusta la determinación del primer mandatario, de continuar adelante con el Proyecto de Ley de Modificación de los regímenes jubilatorios especiales del Poder Judicial y del Ministerio Público de la Nación y del Servicio Exterior de la Nación “Nos proponemos – dijo- en el contexto de la emergencia en el que estamos, fortalecer el carácter redistributivo y solidario del sistema previsional, considerando los distintos regímenes que lo integran como un sistema único, asegurando la sustentabilidad en el largo plazo.
Pedido de ayuda al campo
“La lucha contra el hambre es nuestra prioridad. Porque comer no puede ser un privilegio- así enfocó Alberto el tema de las retenciones al campo que han sido utilizadas por el poder mediático y corporativo en los últimos días, para atizar la conflictividad contra el gobierno, por parte de ese sector productivo.
La propuesta la catalogó de generosa en materia de derechos a las exportaciones “solo se incrementa uno de un total de 25 cultivos que hoy están afectados por esos derechos y añade que “La propuesta que hemos sometido a consideración del sector, que además preserva la situación de los pequeños productores, respeta en un todo las condiciones que nos fueran impuestas por la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva- aclaró-
“Con este discurso vengo a darle a mi palabra, el valor del compromiso- había remarcado Alberto Fernández al iniciar su discurso que duró 1 hora y 16 minutos, dejando en el público la sensación de que al hombre que varias veces mencionó a Néstor Kirchner del mismo modo que a Belgrano, no le va a temblar la mano para hacer cumplir con la palabra empeñada, a pesar de los palos o los tanques que quieran ponerle por delante quienes discrepan virulentos, con el modelo de justicia y equidad que ya perfila la administración de Alberto Fernández.




