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Opinión

Y un día el gato voló

Por Gabriel Princip.

Y un día el gato voló. Soberana paliza infligió la fórmula de la guía al peor presidente de la historia argentina. Ese empresario que con su perversión logró que por primera vez avisoremos un feriado cambiario luego de ir a votar. El mismo que quintuplicó el valor del dólar, que destruyó la economía, que convenció a un tercio de la población de votar la república y la transparencia cuando brilló todo lo contrario en su gestión.

Mañana, pasado o quizás el 10 de diciembre el gato vuela. Ese felino que no tiene ni tuvo siete vidas, ese que se transformó en el prescindente de todos los argentinos para cambiarnos la vida y lo logró. Se le entregó un país funcionando y el entrega una colonia. Hay que empezar de nuevo.

Este gato perverso hizo aumentar la prostitución, los suicidios, las enfermedades de la pobreza. Mediante engaños y complicidad del radicalismo llegó a una desocupación nunca vista y una pobreza que bordeará el 50 por ciento en diciembre cuando, su objetivo, en campaña era pobreza cero.

Se va, por suerte se va. El gato que vino por la yegua para transformarla en cebra no logró su objetivo. La yegua está libre y encima es vicepresidenta. Y el gato voló y no vuelve más. Igual que los gatos castrados.

Cumplió con el círculo rojo y desorganizó la economía. Pero le falló al imperio, no pudo destruir al peronismo. Este más fuerte que nunca, más unido que nunca derrotó por toda la cuenta al perverso felino. El peronismo unido jamás será vencido.

La fórmula de la guía consiguió su primer objetivo, echar al gato. Ahora debe ir por su segundo objetivo y este es poner de pie a la Argentina. No será fácil, pero así como millones de habitantes militaron la despedida del gato, los mismos conducidos por la fórmula ganadora harán el aguante para componer todo lo que destruyó el ángel exterminador.

Todavía no sabe cuál será su final. El gato está preocupado, la hiena también ya no sonríe. La yegua tranquila y contenta. El gato quiere negociar su libertad, quizás su destino sea europeo si entrega a parte de la pandilla, si no la cebra le prestará su traje. La hiena tiene la misma preocupación, la diferencia con el gato es que no tiene pandilla para entregar. La yegua sigue contenta, tranquila y a la espera que los melones se vayan acomodando. Mientras tanto el peronismo unido comienza la reconstrucción del país que supo ser hasta 2015.

Quiso ser Don gato y su pandilla y no le alcanzó. Tampoco es Silvestre y menos aún el gato Félix. Solo quedó de su imagen el gato volador. Por eso, hoy más que nunca Macri, ya fue, Vidal ya fue, si vos querés…

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