
El empleado público argentino mejor pago de la historia sigue en su tour conociendo al país que destrozó. Sigue convocando escasos fanático amarillos para demostrar que tanto Lombardi en su papel de payaso Plin Plin como él no tienen idea de su actual trabajo.
Plin Plin arenga a unos solitarios reaccionarios jubilados para que su jefe se contente con un tour despedida. Macri sigue creyendo que Argentina es otro país. “Amo a este país”, dijo, “Rafaela y Argentina un solo corazón”, afirmó. Por favor, Lombardi, le puede aclarar que Rafaela es parte de la Argentina, previo paso por Santa Fé y que si quiere a la Argentina debería decir: “Amo a mi país”.
Pero no. Nadie discute la máxima autoridad. No por nada la diputada adicta sigue afirmando que le “27 ganamos por paliza”. Sus ojos y su alma sigue llamando a sus amigos para dar vuelta una elección que ya está resuelta.
Los funcionarios amarillos se pelean por ser el alcahuete del mes. Pichetto quiere dinamitar villas, sin ponerse colorado, Carrió insiste que ella fue la única que predijo el triunfo el 27 de octubre, el candidato a intendente por la Matanza insiste que las “Paso no existieron”, Marcos Peña declara que no es difícil dar vuelta esta elección y así los militantes de una banda que tratarán de escapar el día 28.
Una fuente macrista afirmó en off: “menos mal que ganó el peronismo, el único que puede solucionar este desastre”. Otro funcionario que pidió no dar su nombre declaró que menos de 56 puntos no saca el Frente de Todos. El resto de amarillos ocultan a Vidal, ni mencionan a Macri para sacar, en forma miserable, un punto más.
De todas maneras la gente no es tonta. Las mayorías quieren volver a un estado donde el gobierno mantenía alimentos y tarifas accesibles, donde el presidente sabía que la Virgen es del Rosario y no del Recreo, aunque las focas aplaudidoras del prescindente siguen rezando y esperando el milagro de la Virgen del Relato.




