La guerra en Ecuador está declarada

En medio de gritos de ¡Arriba el Paro!, ¡Fuera Moreno y sus medidas! y ¡de aquí nos nos vamos!, los indígenas avanzan hasta el Palacio de Carondelet, en el Centro Histórico de Quito.
Durante este lunes miles de indígenas consiguieron ingresar a la capital ecuatoriana para sumarse a las masivas movilizaciones que se registran desde la semana pasada en protesta contra de las políticas de ajuste ordenadas por el Fondo Monetario Internacional, que ha desatado una crisis institucional y política.
Miles de indígenas y campesinos de todo el país siguieron llegando el martes a Quito para protestar contra un acechado presidente, que tuvo que trasladar la sede del gobierno a Guayaquil.
Un portavoz de la mayor organización indígena Confederación de Nacionalidades Indígenas aseguró que han movilizado hasta el momento a unas 5.000 personas a Quito y que otros grupos estaban avanzando desde el norte del país sudamericano.
Las protestas tienen como protagonistas a grupos de izquierdas, sindicalistas y jóvenes de distintas afiliaciones políticas de oposición, a los que se sumaron los primeros miles de indígenas que consiguieron ingresar a la ciudad donde está convocada una movilización para este miércoles.
En Ecuador la guerra está declarada. Las peores manifestaciones del neoliberalismo están de vuelta.
El paquetazo de Moreno y del FMI moviliza a ecuatorianos. Los enfrentamientos ya dejan un muerto y centenares de personas detenidas, agresiones a periodistas, jóvenes heridos con armas de fuego y bombas lacrimógenas, personas apaleadas y vejadas.
Quienes creen que la lucha de clases es una cuestión del pasado, están equivocados. Las élites económicas de Ecuador, a través del gobierno de Lenín Moreno, han declarado la guerra económica al pueblo ecuatoriano, con la imposición de medidas dictadas por el Fondo Monetario Internacional, que incluyen el aumento de los precios de los combustibles, más despidos de servidores públicos, recorte de los derechos de los trabajadores y medidas para favorecer a importadores, exportadores y a las cámaras de la producción.
En respuesta a este “paquetazo”, los sectores afectados inmediatamente iniciaron movilizaciones, exigiendo la derogatoria de las medidas adoptadas por el gobierno que impactan a la mayoría de los ecuatorianos. Las protestas se iniciaron con el paro de los transportistas y ahora continúan con la activa participación de los pueblos indígenas en la sierra y en la Amazonía, así como sectores populares urbanos, obreros, estudiantes y mujeres.
En lugar de atender las demandas ciudadanas, el gobierno decretó el estado de excepción por 60 días, disponiendo la movilización de las fuerzas armadas y de la policía, para reprimir las manifestaciones. Como resultado de esta medida, hay un muerto, centenares de personas detenidas, agresiones a periodistas, jóvenes heridos con armas de fuego y bombas lacrimógenas, personas apaleadas y vejadas.
La guerra está declarada. Las peores manifestaciones del neoliberalismo están de vuelta.
Muchas razones para protestar
El alza de los combustibles es el detonante de las recientes movilizaciones, pero el descontento general que reina en Ecuador tiene raíces más amplias y profundas, y hay que buscarlo en el momento en que Lenín Moreno le da la espalda al programa de gobierno que le permitió asumir la presidencia.
El gabinete inicial de Moreno fue reemplazado por representantes de las cámaras de la producción y de los medios de información privados, que están imponiendo su propia visión e intereses grupales y de clase para favorecerse enormemente de la gestión estatal.
Cuando la economía daba señales de recuperación, estos sectores trabajaron en un relato de que el país vivía la peor crisis de la historia, de la que responsabilizan al gobierno anterior. Luego de adoptar una serie de medidas, como el perdón de las multas e intereses a los morosos de los grandes grupos económicos que tienen deudas con el Estado, que suman más de 4.500 millones de dólares, la economía ha ido de tumbo en tumbo. Entre los principales impactos están el aumento de la pobreza y la pobreza extrema, la reducción del empleo adecuado, el crecimiento del subempleo, el despido de servidores públicos, mayor inseguridad y violencia, y la incapacidad del gobierno para atender problemas graves como la violencia en las cárceles, la minería ilegal y la situación de las fronteras.
Paradójicamente, mientras la mayoría del pueblo ecuatoriano atraviesa graves problemas económicos y sociales, sectores minoritarios aumentan sus ganancias en medio de la crisis. El sector bancario, por ejemplo, en el año 2017-2018, obtuvo una ganancia de 554 millones de dólares, que representa un incremento de 39,8% con relación a diciembre de 2017. Fuente: Agencias.



