Siguen muriendo personas en situación de calle. El frío opera como excusa pero en realidad
dejan este mundo porque el hambre hizo estragos en cada cuerpo indigente. Que sean 6, 7, 8
son cifras que la lógica, la estadística, el archivo lo permiten y lo justifican. Claro que esta
justificación es para los medios o para esa charla insulsa café de por medio.
Con los primeros cincos muertos reaccionó esa parte de la sociedad que siente que la patria es
el otro y que su corazón late al compás de la empatía por su prójimo. Claro que también hay un segmento de la
sociedad cuyo egoísmo rayana la estupidez. Ese individuo que se disfraza de diputado, que
cobra una dieta de más de 100 mil pesos y ocupa los medios dominantes exclamando que el frío y sus
muertos es una operación k.
Esa estupidez es contagiosa. También surgió otra voz del cuerpo de un actor de tercer orden
que replicó al diputado sumando críticas a Juan Carr. Llamó perverso al cristiano que se
visibiliza cada vez que una desgracia se hace presente, insultó a la persona que trata de paliar
el hambre en los indigentes y que en el 2015 expresó “estamos cerca del hambre cero”.
El diputado , de origen comunista, y el actor, con menos gracia que bailar con la hermana, son
premiados por el poder. Siempre hay un cargo para el profesor de gimnasia comunista-
macrista que solo insulta y poco suma al cierre de la grieta. Para el actor, la sociedad porteña
reconoció, a través de la legislatura, que es una personalidad por su vasto trabajo en la cultura.
Si Vilouta consiguió dos Martín Fierro por qué Acosta no puede ser un actor ilustre. La
decadencia nos invade por los cuatro costados haciendo trizas la lógica y el arte.
Los muertos se seguirán sumando. La pobreza, la indigencia y la desocupación seguirá
aumentando porque el modelo macrista es el exacto para que esto ocurra. Total, el argentino
seguirá votando a esta derecha inhumana e inculta. Una derecha que se jacta de tuitear contra
Cristina de la mano de los ilustres Fernando Iglesias y César Acosta. Una derecha que ordena a
sus militantes dejar todo tipo de humanidad en el galpón de los recuerdos. Una derecha que
castiga a los que hacen, que pondera a los empresarios corruptos y que vituperan contra
aquellos que crearon derechos. Una derecha materialista, atea, egoísta, inculta y autoritaria
que ayuda a un gobierno a colonizar un país situado al sur de Bolivia que supo ser Nación.
