Los trabajadores curtidores enviaron una carta al Papa Francisco

El Secretario General y Diputado Nacional (FPV-PJ), Walter Correa, formó parte de una visita al Vaticano como integrante del Grupo Parlamentario de Amistad con la Ciudad-Estado del Vaticano.
Durante el encuentro pudo hacerle llegar al Papa Francisco tres cartas. Una cuenta el proyecto de resurgimiento de la mutual “El Colmenar” en Mariano Moreno, otra está escrita de parte de la CGT- Regional Oeste y una tercera carta fue escrita por un compañero de nuestra organización sindical.
En línea con la prédica de Francisco, compatriota y referente mundial que lleva en sus palabras y acciones el mensaje de la dignidad de los pueblos, seguimos defendiendo las conquistas obreras en medio del ataque al pueblo trabajador de nuestra Patria.
La carta completa
“Mi nombre es Ezequiel Miguel, soy delegado de una curtiembre de Villa Diamante, en Lanús. Agradezco la posibilidad de hacer llegar esta carta en representación del cuerpo de delegados de los trabajadores curtidores de la Argentina.
La intención de esta carta es transmitirle la situación de los trabajadores de las curtiembres, que es un ejemplo más de lo que atraviesa el pueblo trabajador argentino.
Desde la vuelta del neoliberalismo, nuestro sector se ha visto totalmente afectado por sus medidas de ajuste, que no tienen en cuenta la condición humana. La mano de obra argentina se encuentra desprotegida por el ingreso de productos extranjeros. El aumento desmedido de las tarifas de luz, agua y gas afectan a todos los hogares y fábricas, especialmente a las pequeñas y medianas empresas, y más profundamente a las empresas recuperadas por sus trabajadores.
Estas medidas tienen como consecuencia directa el cierre de curtiembres en todo el país. Con mis 27 años, es la primera vez que como trabajador y padre de dos hijos me toca ver esas imágenes: la llegada de los telegramas de despidos, los obreros acampando afuera de las fábricas, haciendo ollas populares para poder comer y la policía en la puerta preparada para reprimir a quienes necesitan trabajo.
Perder el trabajo, que es lo que organiza nuestras vidas, es perder un poco de dignidad. Se rompen las relaciones entre compañeros, entre amigos, entre hermanos.
Como delegados sindicales, sentimos la obligación de recuperar esos lazos y solidarizarnos con quienes están completamente afuera del sistema, quienes se la rebuscan como pueden para llevar un plato de comida a su casa y llenan nuevamente los merenderos y comedores de todo el país.
Nosotros, como obreros curtidores y trabajadores organizados, nos sumamos a su convocatoria para reconstruir un sistema que no tenga como centro al dinero, sino al hombre y la mujer.
Agradecemos que siempre tenga presente en sus rezos a los trabajadores. Nosotros también rezamos por usted.”