
El futuro ex presidente Mauricio Macri manifestó que “volver al pasado sería autodestruirnos”. La afirmación la realizó cuando estaba en shock al saber que Cristina sería la vice de Alberto Fernández. La sensación de unidad peronista que otorga la fórmula hace presumir que el mandato amarillo vence en diciembre, porque si se va a volver pero al futuro.
Desde este espacio mencionamos la posibilidad de que Cristina fuera candidata a gobernadora, nunca creímos en la candidatura presidencial. La ex presidente ya pasó a la historia y se ofertó como prenda de unidad. Quizás el cargo no sea el adecuado pero si tracciona electoralmente. Por otra parte, el desgaste que le producirá el juicio no perjudicará la fórmula. El caso de Lula no se repetirá en la Argentina.
Macri está nervioso. Sabe que es poco probable que gane y quizás hasta no sea candidato. Algunos funcionarios ya comienzan a huir como es el caso de Peter Robledo, Edgardo Monzó, Massot y el más célebre, Durán Barba que regresó a su país después de pelearse con el inefable Marcos Peña.
John William Cooke alguna dijo que “ la unidad es indispensable y será un paso previo al triunfo popular. Lo principal es para que hacemos la unidad?, cuales son los objetivos cercanos?, como por ejemplo las elecciones y cuales son los grandes objetivos. Unidad para el simple usufructo politiquero, no. Sí, en cambio, para dar las grandes batallas por la soberanía nacional y la revolución social. En la lucha contra el régimen llegaremos más pronto a la unidad, forjada en la acción, dentro del régimen nos esperan solo frustraciones y derrotas, y pequeños triunfos que serán desastres”.
La candidatura de Alberto Fernández ya cobró las adhesiones necesarias para el triunfo. El 90 por ciento de los gobernadores, la mayoría del campo sindical y hasta Sergio Massa se puso contento. El hombre de Tigre quizás complete la triada con una candidatura a gobernador. Además Agustín Rossi y Felipe Sola bajaron sus candidaturas presidenciales para seguir trabajando en el proyecto que determine la salida de Cambiemos.
El espacio amarillo sintió el golpe. Es un mal gobierno desesperado en reelegirse. El filósofo John Locke dijo alguna vez que “ante los malos gobiernos el pueblo tiene el derecho- y el deber, de rebelarse”. Y la rebelión fue la estrategia montada por Cristina que deja el primer lugar pero saca de escena el juicio y completa los editoriales dominicales con la unidad peronista. Una jugada magistral que golpeó severamente a la oligarquía.
Arturo Jauretche dijo: “la oligarquía es una minoría ínfima en nuestra sociedad, son dueños de la tierra, pero su mayor poder es ser dueños de la cabeza de miles de argentinos de clase media, que, sin tener más tierra que la de los canteros del patio, se comportan como fieles defensores de un modelo que no les pertenece”.
Y esa es la clave, el modelo. El actual deja afuera a las mayorías y el probable vencedor, el peronismo, cambiará el modelo para que la sonrisa vuelva a la Argentina. En el triunfo amarillo del 2015 María Vidal dijo que “el futuro era el pasado” y cumplió, hoy vivimos como en la década infame, la revolución fusiladora, el proceso o la alianza. Macri dijo que volver al pasado era autodestruirnos. El peronismo va a volver pero con un futuro de sacrificio y esperanza. Un futuro sin presos políticos con la reconstrucción de un mercado interno y una plaza de Mayo con olor a choripán.