
El primer ministro nipón Shinzo Abe está operando para que nuestro Donald Trump sea
premiado con el premio Nobel de la paz. No es un error tipográfico, Trump es Martin Luther
King, Saavedra lamas, Teresa de Calcuta, Mandela, Perez Esquivel, Médicos sin fronteras,
Ghandi, ese es Trump. Aunque el japonés habrá pensado si este premio lo obtuvieron Kissinger
y Obama porque no Trump, y aquí este buen hombre lleva razón.
La excusa para premiar a Trump es el acercamiento entre Corea del norte y del sur. Labor que
sería premiada desde la ética si no supiéramos que el presidente norteamericano es el
responsable del bloque venezolano, el muro mejicano, la ocupación de sus ejércitos en el 40
por ciento del planeta, de habilitar a Macri para colonizar Argentina, de estropear el acuerdo
iniciado por Francisco entre su país y Cuba y demás hechos que hacen absurdo la obtención de
un premio a la paz.
El premio que creó Alfredo Nobel, un químico inventor de la dinamita y dueño de empresas de
armamentos continúa en la vía del desprestigio. De aquellos luchadores por la paz en otros
tiempos pasamos al tridente norteamericano, Kissinger, Obama y Trump.
Trump sabemos lo que es. Obama debemos recordar que lanzó 28 mil bombas en su gestión
presidencial y es autor de una cantidad enormes de asesinatos en países subdesarrollados para
saquearlos y quedarse con sus riquezas. Hoy es el principal operador del grupo Bilderberg,
corporación creada por David Rockefeller y mano derecha de Henry Kissinger.
De Kissinger que podemos decir, casi nada. Responsable de la Operación Cóndor para la
desaparición sistemática de personas o sea autor del mayor genocidio americano después de
la conquista española. Responsable de la muerte de 400 mil latinoamericanos, de Salvador
Allende, de Aldo Moro, de 1 millón y medio de indochinos, de las principales guerras entre la
década del 70 y fines del siglo veinte. Mano derecha de Richard Nixon, a quien lo desalojó del
poder. El mismo que acordó con Pinochet, Stroesnner, Somoza y el club de dictadores de
América Central. El mismo que hoy conduce el club Bildergerg a los 94 años. Con semejante
curriculum se llevó el premio Nobel de la Paz.
Allá a lo lejos también fueron ganadores Teodoro Roovelt y más cercano James Carter, y Al
Gore. Con lo cual el premio Nobel de la paz no se entiende y menos en la actualidad cuando un
ministro de un país bombardeado con dos bombas atómicas hace lobby para que un
presidente yanqui sea reconocido por su pacifismo.
En un mundo donde las víctimas son condenadas, los victimarios premiados ya no extraña
nada. Si Trump será premio Nobel de la paz, porqué no impulsar la candidatura de Premio
Nobel de Literatura a Mauricio Macri, o el de ciencias a Alfredo Olmedo, o el de química a
Santiago del Moro?. Seguramente dirán, pero que saben estos últimos de estas materias?, y la
respuesta es, pero que sabe Trump de paz?.