Emergencia, el término que repica en el lapidario vocabulario de las Pymes

Por Margarita Pécora
Entrar al mundo de las Pymes le permite a cualquier periodista, con al menos un ápice de sensibilidad, ponerse en contacto con el sufrimiento de los trabajadores que integran estas estructuras económicas, muchas de ellas de larga tradición familiar, que fueron sostén económico de este país y aseguraban empleo a millones de personas, pero hoy resultan acosadas y sometidas a un ajuste económico sin precedentes: de ahí una serie de términos que se han incorporado al vocabulario del sector.
El principal de ellos es “emergencia”, que junto con el de “incertidumbre”, suele leerse en los proyectos de diputados que reclaman “urgentes” medidas para proteger a las micro, pequeñas y medianas industrias (MIPYMIS) de las políticas neoliberales aplicadas por el Gobierno de derecha de Mauricio Macri.
Si Usted pasa la vista por el abultado número de esas iniciativas legislativas, presentadas ante la Comisión permanente de Pymes de la Cámara de Diputados de la nación, se dará cuenta que la palabra se reitera en títulos y textos con sólidos argumentos sobre la situación que están padeciendo las Pymes; pero no se haga ilusiones: muchos de estos reclamos acompañados con las firmas de puño y letra de militantes de diversos bloques de la oposición, quedan ahí, en la pantalla o el papel, sin encontrar oídos receptores a estos reclamos.
Ayer 7 de noviembre, fue suspendida la reunión de la Comisión de las Pymes en el Congreso de la Nación a la que había sido invitado el Secretario nacional de Emprendedores y de la Pequeña y Mediana Empresa, Dr. Mariano Mayer quien se ha mostrado partidario de “la necesidad de crear empleo privado con una visión de negocios más transparente por parte de las empresas”.
Y la lectura que uno hace de esta idílica recomendación, es que pareciera que las Pymes son las culpables de que no haya más empleo, cuando por el contrario, han tenido que deshacerse de trabajadores a causa de la insoportable presión impositiva que les han hecho. Entonces se ve claramente que nadie ataca la causa de la cuasi muerte de las Pymes que cerraron, o las que están a un paso de hacerlo.
Y volviendo sobre los términos que se han acuñado en medio de esta debacle económica, se reiteran como los más lapidarios: “cerró las persianas”, “se fundió”, o “está en la lona” y el clásico “Cerramos” o “Nos vamos”.
Aunque hay quien aclara que «fundidas» no significa «cerradas». La distinción implica que si bien algunas cuantas pymes bajaron la persiana, otro porcentaje se mantiene en pie, pero con una producción mínima y un plantel de trabajadores reducido.
Existe el concepto filosófico de que “el azar no existe, que nada ocurre por casualidad porque todo tiene una o múltiples causas y es perfecto; que el caos es aparente, porque revela una nueva forma de orden, el orden que proviene del desorden.”
Me sumo a esta definición. No hay casualidad. Sí causalidad. Ya sabemos del desorden que proviene esta crisis. Ahora lo que cabe es atacarla.
Por ende, hay que ir a la causalidad de los hechos: La situación de crisis por la que atraviesan las Pequeñas y medianas empresas argentinas –para algunos metafóricamente hablando en “terapia intensiva”, o “con certificado de defunción asegurado”- se viene agravando desde que el gobierno neoliberal de Cambiemos comenzó a aplicar su política de ajuste brutal y desigual de las tarifas de servicios eléctricos, de gas, entre otros, sumado a la apertura indiscriminada de las importaciones de productos. Esta errónea política provocó que durante los primeros cinco meses de aplicación, el 10% de las Pymes ya se había fundido y en menos de un año, muchas de las empresas que proveen el 70% del empleo cerraron y o redujeron su plantel de empleados.
Desde Industriales Pymes Argentinos (IPA) se ha reclamado al Gobierno Nacional que por seis meses se congelen los precios de la energía para ese sector, se dispongan líneas de financiamiento a tasas preferenciales y se apliquen medidas para controlar las importaciones.
Según IPA, las pymes industriales están atravesando un problema grave, a partir de la reducción del mercado interno, los problemas con la cadena de pago y el aumento constante de los costos energéticos por la volatilidad del dólar.
“Las consecuencias de la política de apertura comercial al mundo que puso en marcha el Gobierno de Cambiemos desde diciembre de 2015, sin tener en consideración las condiciones de competitividad del mercado local, llevaron a una reducción del uso de la capacidad instalada en las fábricas, con su impacto en los puestos de trabajo”- señala el organismo.
En ese sentido, IPA ha interpelado a las autoridades a aplicar medidas urgentes para prevenir una crisis social ante el crecimiento del desempleo y la pérdida de capacidad económica en la mayor parte de la población. Ante este panorama, han considerado necesario que durante los próximos seis meses se cuide al mercado interno y a la producción nacional para fortalecer el poder adquisitivo de todos los ciudadanos.
Y es que la incertidumbre de los precios genera malas expectativas de corto y mediano plazo, lo que se traduce en inflación, porque los que tienen margen de remarcación, trasladan a precios los costos que generan la reposición de productos o servicios dolarizados. Los que no pueden, como la mayoría de las PYMES, deciden congelar el mercado y vender lo mínimo para no ir a la quiebra.
Y uno se pregunta ¿caerá en saco roto como todas las propuestas legislativas similares, ésta de “Declarar la emergencia en el sector de las micro, pequeñas y medianas industrias – Mipimis – en todo el territorio nacional hasta el 31 de diciembre de 2019?
Sin ánimo de pesimismo, dudo que semejantes reclamos le muevan un pelo al gobierno de Cambiemos, comprometido como está con una apertura comercial hacia el mundo traducida en fronteras abiertas de par en par a los productos importados, y comprometido hasta la médula con un préstamo del FMI que endeuda a generaciones de argentinos. Ante este panorama de incertidumbre para las Pymes, solo queda un camino: las urnas.




