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Opinión

LORITOS II

Por Ricardo Sietepanes

Que el humano está controlado por el sistema, no es ninguna novedad. Que cada habitante de
un planeta con vencimiento repite frases que escucha sin preguntar el significado, porque y el
para que tampoco es noticia. Que solo creemos que lo que queremos creer y lo justificamos a
través de la religión, la televisión o la internet tampoco es nuevo. Entonces que nos queda
para explicar que sea novedoso. Precisamente eso, que repetimos como loros sentencias que
nunca han existido. Frases que jamás se dijeron en el cine o en la tele, o afirmaciones que
nunca existieron salvo en la cabeza de algún troll.

En el mundo del cine quien no ha escuchado de boca de Isabel Sarli, “que pretende usted de
mí”. Sin embargo, jamás la Coca pronunció esta frase en un sinfín de películas de culto con esa
música guaraní que uno se pregunta quien tuvo el mal gusto de elegirla.
“Tócala de nuevo Sam”, dijo en nuestra imaginación Humphrey Bogart. Si, porque en esa cinta
de la década del 40 no existe.

“Houston, Houston, tenemos un problema”, pregunten si hay algún astronauta dispuesto a
decirla, y si es en una película mejor porque hasta ahora esta sentencia no se pronunció.
Voltaire jamás dijo “no estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu
derecho a decirlo”. Voltaire no lo dijo, pero Mariano Grondona se aburrió de repetirla.

Grondona nos mintió con esa frase y con otras como por ejemplo "soy un demócrata”.
“Ladran Sancho, señal que cabalgamos”. Llamado solidario, se necesita con urgencia un ávido
lector del grupo positivo que me encuentre esta frase en Don Quijote. Presentarse de 8 a 8.05
en alguna biblioteca. De paso, mientras revisa la obra de El manco de Lepanto entreténgase
con El Príncipe de Maquiavelo y si halla la frase “el fin justifica los medios”, tiene como premio
un viaje con dos estadías pagas al mundo del conocimiento.

Estamos controlados, la tele nos domina, el celular nos captura, Netflix es nuestra droga
pacífica, y la internet guía nuestras vidas llevándonos a un mundo sin retorno, el de la
estupidez ilustrada. La Cibernética y cualquier aparato audiovisual nos toma de las narices y
nos coloca un chip para que repitamos todo aquello que nos exhibe.
“Elemental, mi querido Watson”, dijo Sherlock Holmes en internet, porque en la obra nunca
existió. Las frases de Albert Einstein son las que más pronunciamos para hacernos los
sabiondos utilizando a un científico que nunca dijo “locura es hacer la misma cosa una y otra
vez esperando obtener diferentes resultados”.

El pobre de Murphy jamás dijo “ si algo puede salir mal, saldrá mal”. Seguramente esa frase la
habrá pronunciado algún diputado radical.
Luis XIV y Winston Churchill no fueron contemporáneos. Pero son socios en el error. Nunca el
francés dijo “el estado soy yo” y el inglés jamás espetó el clásico “sangre, sudor y lágrimas”.
Frases parecidas habrán dicho pero el intelectual del rebusque Mariano Grondona se encargó
de simplificarlas y difundirlas para hacernos creer su erudición. Goebells también forma parte del show de Grondona y que nos hizo repetir como loritos, “miente, miente que algo queda”.
Pero el ministro de propaganda cobró derechos por esa frase pero la acuñó Voltaire.

“La curiosidad mató al gato”, la habrá pensado Rin Tin Tin , Lassie porque ningún humano se
hace cargo de esta frase que creemos que existe. Al igual que Blancanieves con su “espejito,
espejito”.

Pablo Picaso, todos sabemos que fue un gran artista, pero algunos insisten que dijo alguna
vez:” los buenos artistas copian, los grandes roban”. No solo desconocen que jamás dio esa
sentencia sino que tampoco saben que se llamaba Pablo Diego José Francisco de Paula Juan
Nepomuceno María de los Remedios Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso.
Repetimos, explicamos, pero no dudamos, no preguntamos. Todavía no entendemos que la
Biblia fue una gran novela universal que todos poseemos y nadie la leyó , salvó que te den
cadena perpetua.

Todos repetimos el episodio más popular del catecismo católico, Adán y Eva mordieron la
manzana pero eso en la Biblia no figura, pero si se puede leer las condenas a muerte por
cultivar más de un vegetal en un terreno, o la lapidación a la adúltera, o la muerte al
homosexual.

Y podemos seguir pero ya comprobamos que desde la Biblia hasta las película de la Coca Sarli
vivimos en un mundo como dice el tango “ verás que todo es mentira, verás que nada es
verdad”. Y así el poder se aprovecha. Nos hace meros repetidores de frases hechas, no nos
permite la duda, la investigación, el chequeo y nos hace creer de primera mano en cualquiera
que se nos presenta en estado holograma. Si pudimos creerle a Sherlok Holmes como no
íbamos a creer el salariazo de Menem o la pobreza cero del prescindente.

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