El manodurismo que apunta al control social
Hugo Cañón, Presidente de la Comisión Provincial por la Memoria, dialogó con Comunas e hizo un análisis de cómo las distintas fuerzas estigmatizan y reprimen a las clases bajas argumentando que son los causantes de la inseguridad. Además recordó a los jóvenes de los ´70 que luchaban por sus derechos y los compara con la juventud actual.
Por Matías Russo.
Participaste en la organización del acto por la Noche de los Lápices, como presidente de la Comisión Provincial por la Memoria, ¿Cuál es el balance que haces a 38 años de este hecho?
La característica de la Comisión por la Memoria es contextualizar hechos como la Noche de los Lápices en el presente, pero teniendo en cuenta el pasado y la proyección hacia el futuro. Hemos estado trabajando permanentemente sobre la memoria, que es algo muy diferente al hecho histórico, es una forma de reflejar aquello que ya no está, y ver como interactúa la propia sociedad de este momento y cómo se proyecta hacia el futuro. La actividad de los jóvenes de la Noche de los Lápices no fue inocente, fue política. Estuvieron invisibilizados. La realidad indica que eran chicos involucrados en un proyecto político, militantes, partes de una estructura más general, de un proyecto del cual se pretendía cambiar la sociedad, y eso tiene relación con los jóvenes de hoy.
¿Cómo ves hoy en día a los jóvenes?
Pese al silenciamiento que intentó poner la dictadura, los jóvenes siguen produciendo, teniendo creatividad y participación política, pese a que los sectores más reaccionarios tratan de culpabilizarlos para que no tengan incidencia en los cambios que se puedan producir en la sociedad.
¿En qué se diferencian aquellos chicos que vivieron la dictadura, con los de la actualidad?
En la década del 60-70 la revolución la teníamos a la vuelta de la esquina, a nivel mundial. Luego vinieron los años oscuros de la dictadura que buscaron bloquear esa posibilidad de transformación. Hoy en día la pretensión es mucho menor, no se busca la revolución sino mejorar determinadas cosas y apuntar a tener una sociedad más igualitaria. Estamos trabajando en Jóvenes y Memoria, que es un proyecto donde participan 10 mil pibes de la provincia y se aborda la temática del género, de la violencia de género y la violencia institucional, y hay una descripción del aparato de poder como factor de exterminio que funcionó en la dictadura y sigue operando en la actualidad también.
¿Cómo actúa ese «aparato de poder»?
Ese aparato responde a los poderes fácticos que manejan los hilos de la economía y la sociedad argentina, a través del gatillo fácil, de los escuadrones de la muerte, de las muertes en las cárceles, de la discriminación de los pobres para ser enjaulados en lugares de exterminio como son las cárceles de la provincia de Buenos Aires. Es una forma de manodurismo que apunta al control social sobre sectores que pueden generar transformaciones, y que están excluidos del mercado. Hay un amplio sector de la sociedad que son sobrantes del capitalismo, entonces cuantos más se mueren mejor, por enfermedades curables, por el ébola, el HIV, el hambre. En Argentina, ese sobrante son los sectores excluidos de las villas miserias, de los sectores pobres que están estigmatizados como peligrosos desde su forma de vestir y de una manera se justifica su exterminio bajándolo de un balazo, linchándolo, como incentivan en los medios de comunicación que machacan día a día que esa peligrosidad nos están invadiendo.
La Comisión por la Memoria nace en 1999, en una época difícil, donde aun no se había generalizado el hecho de la lucha por los derechos humanos. ¿Cómo fue ese comienzo?
La comisión nace luego de que surja la política de Ruckauf de «hay que matar a todos los delincuentes», exterminarlos, y que nombre como ministro de seguridad a Aldo Rico. Así aparece la comisión con el miedo de que se pierda el archivo que se había descubierto de la policía de Buenos Aires y que ese manodurismo se instalara como política permanente, salimos a contrarrestar eso. Nuestra política apunta a confrontar con esas ideas de mano dura. La idea de más cámaras, mas patrulleros pero a la vez menos educación, menos salud, desatención de cosas esenciales para que una sociedad más integrada e igualitaria que prevenga la inseguridad.
Ante tantos cuestionamientos y sospechas sobre la policía bonaerense, ¿Qué opinión tenés de aquella fuerza?
La bonaerense como el servicio penitenciario son estructuras mafiosas y van regulando el delito. La inseguridad se plantea como un arrebato de cartera, una entradera, golpear a un anciano, pero la verdadera inseguridad pasa por el delito complejo que tienen que ver con desarmaderos, piratas del asfalto, narcotráfico, en los que participan. Hay toda una red de delito complejo y por ahí pasa la vulnerabilidad del sistema democrático, porque si estas organizaciones tienen tanta incidencia como tuvieron en el caso Candela, que estaba involucrada la policía, lleva a otros caminos de amenazas a la democracia como los alzamientos policiales en diciembre del año pasado que fue una forma de presión política para debilitar al gobierno.
¿Cómo funciona la justicia en este sistema?
La justicia en general es un poder muy conservador, poder del status quo, y siempre la justicia y la ley llega después de los hechos, no es algo previo. La justicia es discriminadora en cuanto a la solución de los conflictos, es selectiva, no apunta a una selección igualitaria. Entre los elementos que caen en la red de la tela de araña son los más pobres, los más débiles, los excluidos. Los que habitan las cárceles en su mayoría son jóvenes entre 18 y 25 años, y son pobres, los ricos no van a la cárcel, eluden a la justicia mediante mecanismos de presión y de poder económico. La violencia institucional es justamente lo que genera más violencia, hay una alta corrupción en el sistema penitenciario. La sociedad solamente sobrevuela los temas a través de la descarga masiva de comunicación mediática que apunta a una punta del iceberg que no tiene que ver con la realidad profunda.
¿Qué opinión tenés sobre Sergio Berni?
Berni sobreactúa, tiene un discurso contradictorio con la política que ha tratado de mantener el gobierno nacional, sobre todo con Néstor Kirchner que nunca colocó gente armada frente a manifestaciones. Es errada la decisión del gobierno de mantener un personaje como él, más allá de su actuación, carece de eficacia y sigue trasgrediendo y violando los protocolos de actuación que deben tener las fuerzas de seguridad. Hay otros candidatos presidenciales como Massa, Scioli, Macri que apuntan a desarticular todo esto y algunos proponen que las fuerzas armadas se hagan cargo de la seguridad, es un disparate.
Berni critica constantemente a la justicia, dice que los criminales que atrapan salen en seguida a la calle…
EL discurso de Berni es facilista, busca poner la responsabilidad en el otro, en este caso la justicia. Tiene un poco de razón pero pone el énfasis en un lugar equivocado, es mentiroso decir que la gente entra a la cárcel por una puerta y sale por la otra, sobre todo que en este momento estamos batiendo record de detenidos en la provincia de Buenos Aires. Estamos en más de 33 mil presos, no hay puerta giratorias, sino fijas. En la época de Armendáriz 5000 presos había en las cárceles, luego 15 mil con Ruckauf y se llegó a 30 mil en el 2006 con Solá en el Gobierno.
¿Cómo cree que actúa Scioli con respecto a la seguridad?
Desde la emergencia económica de Scioli, está disponiendo de más fondos para las fuerzas policiales y que se están utilizando terriblemente mal. Se ha llegado a este cifra (33 mil detenidos) en la actualidad y se volvió a detener en comisarías, cuando estaba prohibido por la corte suprema. Se encuentran en condiciones inaceptables porque ya no tienen lugar en las cárceles ya que siguen enjaulando.
En los medios dominantes se hace hincapié constantemente en la inseguridad que hay ¿Es real, o está exagerada?
La inseguridad está totalmente exagerada por los medios, cuesta decirlo públicamente. El delito más visibilizado es el menor, pero no el de las grandes bandas. Si uno toma los índices de homicidio cada 100 mil habitantes, hay zonas que teóricamente serian muy peligrosas como puede ser Recoleta o Palermo y sin embargo tienen un índice de homicidio igual a los mejores países de Europa, 3 0 4 cada 100 mil. En las villas, los homicidios son muy altos, pero generalmente son intrafamiliares, no es que matan al de afuera, existen asesinatos pero por violencia interna. El conurbano por ejemplo se llega a un índice de 11 cada 100 mil. Si uno compara con países como Brasil que tiene 40 y pico cada 100 mil estamos junto con Uruguay y Chile en los países con menos homicidios.




