
En la Alemania nazi algún alemán ingenuo escuchó “empezará la solución final” y habrá creído que la guerra terminaba. No, era la cámara de gas para el pueblo judío. Este ejemplo sirve para saber que el poder siempre se manejó con eufemismos delante de la opinión pública. En épocas coloniales no quedaba bien mencionar ningún término referido al sexo y tampoco el sexo. En la edad media tampoco era concebido el término pantalón delante de una señorita. En todos los tiempos la hipocresía era el norte, que el sistema se había impuesto llegar con la mentira como método.
En pleno siglo XXI la hipocresía y la mentira se han jubilado. El humano recibe a quien hace un rato largo que hace banco y hoy entró a la cancha y es la posverdad. Con este concepto justificamos todo proceso imperial que tiene como objetivo empobrecer un territorio para hacerlo suyo en escaso tiempo.
Así como la solución final no era solución, hoy el sinceramiento no es decir la verdad sino aumentar las tarifas a precios inconcebibles. Hoy la tormenta no es una cuestión climatológica sino un problema económico de un país ubicado al sur de Bolivia.
Hoy el bar no es un café sino la alcahuetería mediática de un partido de fútbol para salvaguarda de las apuestas clandestinas. El libre mercado no es otra cosa que el nombre artístico del capitalismo.
Estos eufemismos sirven para tranquilizar al habitante que será saqueado en su moral y caja de ahorros. No escuchará de un funcionario jamás nunca habrá aumentos de tarifas que lo dejará sin habla por una noche. Si el noticiero le dirá que habrá un sinceramiento en las tarifas. En una palabra pagará con aumento pero de onda, haciendo un favor al sistema y no obligado por un ministro al cual yo le pago el sueldo. Se entiende.
Para proseguir con estos conceptos que la clase media desea escuchar para tranquilidad de su conciencia leamos a Eduardo Galeano, que agrega los siguientes términos:
El imperialismo se llama globalización, las víctimas del imperialismo se llaman países en vías de desarrollo que es como llamar niños a los enanos.
El oportunismo se llama pragmatismo.
La Traición se llama realismo.
Los pobres se llaman carenciados, o carentes o personas de escasos recursos.
La expulsión de los niños pobres del sistema educativo se conoce bajo el nombre de deserción escolar.
El derecho del patrón a despedir al obrero sin indemnización ni explicación se llama flexibilización laboral.
El lenguaje oficial reconoce los derechos de las mujeres, entre los derechos de las minorías, como si la mitad masculina de la humanidad fuera la mayoría.
En lugar de dictadura se dice proceso.
Las torturas se llaman apremios ilegales, o también presiones físicas y psicológicas.
Cuando los ladrones son de buena familia dejan de ser ladrones y se convierten en cleptómanos.
Macri también suma conceptos a este diccionario de la posverdad. Lo que el llama cambio, el pueblo le dice gobierno de ocupación.
Cuando él dice estamos en el camino correcto, todos decimos vamos al abismo con los ojos cerrados.
Cuando el habla de tormentas nosotros entendemos lluvias, piedras e inundaciones en todo el territorio.
Marcos Peña dice que “no estamos tan mal”, nosotros decimos peor no se puede estar.
Cristina decía la patria es el otro, Macri gobierna para la patria de otro.
Lo que la gente llama narcotráfico, el gobierno le pone marca Flybondi.
Para el pueblo son aportantes truchos, para Jorge Macri son gente olvidadiza de sus depósitos.
Para el pueblo la patria es el territorio natal con el afecto debido, para Macri la patria es una segunda marca.
Al igual que Estados Unidos este gobierno de ocupación lucha por la Paz y la justicia. Aunque por el formato represivo del régimen uno se acuerda que paz y justicia era el nombre de un grupo paramilitar, que en 1997, acribilló por la espalda a cuarenta y cinco campesinos, casi todos mujeres y niños, mientras rezaban en una iglesia del pueblo de Acteal, Chiapas ( Méjico). Sin palabras.




