
En cuanto discurso de campaña electoralista, escucharemos a los candidatos referirse a los pobres. Los movimientos nacionales hablan de las leyes laborales en beneficio de los que menos tienen, la izquierda vituperará al empresario y victimizará al pobre y la derecha, con frases demagogas, logrará el voto del pobre.
Esta idea se probó en las últimas elecciones donde desde el macrismo se instaló la idea que la pobreza dejará de existir. El pobre, estafado electoralmente, creyó y dijo que Macri, que es Blanco Villegas, sea presidente. A partir de diciembre del 2015 el oficialismo instaló un modelo económico que solamente amplía la brecha entre ricos y pobres y que la fábrica de pobres será la única que no cerrará.
Pero el tema de la pobreza atada a la reducción poblacional no es nuevo. Desde la teoría maltusiana hasta el nuevo orden mundial de nuestros actuales tiempos el pobre es protagonista de la baja en la población.
El pastor Malthus fue el primero que encendió la polémica. La población mundial aumenta más rápido que los alimentos, o sea sobra gente. Esta idea fue tomada por casi todos los gobiernos, pero principalmente por la derecha mundial. En la reunión Bilderberg del 2015 se volvió a hablar de la reducción poblacional. Y desde esta idea que el ajuste se propaló por toda América, ya se había instalado en Europa y en Asia era suplida por la guerra, que es más efectiva.
Y si hablamos de bajar la cantidad de habitantes tenemos que hablar de dejar fuera del sistema a los pobres. Macri tomó nota y recorrió el país con la Pobreza cero. Promesa que a los seis meses agregó “será cero al final del mandato” y hoy ninguna de sus espadas se atreve a poner fecha ni hablar del tema.
Eduardo Galeano, en su obra cumbre “Las venas abiertas de América Latina “dice: “los Estados Unidos no sufren, fronteras adentro, el problema de la explosión de la natalidad, pero se preocupan como nadie por difundir e imponer, en los cuatro puntos cardinales, la planificación familiar. No solo el gobierno, también Rockefeller y la Fundación Ford padecen pesadillas con millones de niños que avanzan, como langostas desde los horizontes del tercer mundo. Platón y Aristóteles se habían ocupado del tema antes que Malthus y Robert McNamara (secretario de defensa entre el 61 y el 68, presidente del Banco Mundial y miembro de la Comisión
Trilateral), sin embargo en nuestros tiempos, toda esta ofensiva universal cumple una función bien definida, se propone justificar la muy desigual distribución de la renta entre los países y entre las clases sociales, convencer a los pobres de que la pobreza es el resultado de los hijos que no se evitan y poner un dique al avance de la furia de las masas en movimiento y rebelión”.
Lo dicho por Galeano trata de 1970. Cuarenta y ocho años más tarde los temas son los mismos. Las corporaciones supranacionales se reúnen año a año y uno de los temas a charlar es la reducción poblacional, el otro es el control de la natalidad. Con estas ideas macros se ejecuten planes de ajuste y conflictos bélicos sin solución de continuidad.
En ningún momento los líderes de las familias que manejan el planeta hablan de la distribución equitativa de la riqueza. Malthus tenía razón en su tiempo, pero Perón también en el suyo.
Poderosos con 400 billones de dólares en su patrimonio se preocupan, día a día, de acrecentar su caja de ahorro con la sangre entre las manos. Nadie criticó a la familia Rothschild por haber financiado y endeudado a los países partícipes de la guerra de la triple alianza. También la sociedad, medios de comunicación y sistema político mediante, se llamó a silencio cuando la misma familia pagó la Primavera Arabe para quedarse con los bancos centrales de Libia, Egipto y Túnez. De más está decir que la comunidad judía nunca protestó contra los Ford o los Rockefeller por ser proveedores de Adolf Hitler. En síntesis, si Galeano hablaba de la pobreza en los 70, la política utiliza a los pobres ayer, hoy y mañana es sencillamente porque los dueños de poder no ejercen el control de natalidad en sus familias. Siguen teniendo hijos para la opresión mundial.




