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Opinión

MEJOR QUE UNA GUERRA, LA DEUDA

Por Gabriel Princip

Ya no cabe duda en estos tiempos que para someter a un país occidental es mejor el proceso de endeudamiento que un sinfín de batallas. En una guerra, las víctimas son de los dos lados, en la economía solo uno, el sometido, sufre.

Hoy apreciamos a un presidente que explica, mentira mediante, que nuestro país iba rumbo a imitar a Venezuela. Que el camino adoptado es el correcto, que el tenemos el mejor equipo en los últimos 50 años, que el anterior gobierno era solo caos y latrocinio, etc, etc. Sin embargo, el 60 por ciento de los argentinos no puede llegar a fin de mes, el 50 por ciento de los trabajadores gana 500 dólares, el jubilado no llega a 300 de la misma moneda, el dólar cuando baja es porque toma impulso y la deuda crece día a dia. El gobierno anterior había pagado el 93 por ciento de deuda, el dólar no llega a 12 pesos o sea casi tres veces menos y el sueldo promedio era el más alto de América Latina.

Esto es un resumen de la actualidad. En 1824, Bernardino Rivadavia es el autor ideológico del primer empréstito que toma nuestro país. La casa Baring Brothers cede un millón de libras para Buenos Aires. Argentina recibe 570 mil, pero no en oro, sino en papeles. El préstamo consistió en órdenes de pago para los comerciantes ingleses radicados en Buenos Aires, y ellos no disponían de oro para entregarlo al país porque su misión consistía en enviar a Londres cuanto metal precioso les pasara cerca de los ojos. Se cobraron letras pero hubo que pagar, eso sí, oro reluciente. En los principios del siglo 20, Argentina canceló su deuda que partió en un millón pero se pagó 4 millones de libras.

Eduardo Galeano en su obra “Las venas abiertas de América Latina “escribió:” el vizconde Chateaubriand, ministro de asuntos extranjeros de Francia en épocas de Luis LXIII, escribía con despecho y con buena base de información: “En el momento de la emancipación, las colonias españolas se volvieron una especie de colonias inglesas”. Citaba algunos números. Decía que , entre 1822 y 1826, Inglaterra había proporcionado 10 empréstitos a las colonias españolas liberadas, por un valor nominal de cerca de 21 millones de libras esterlinas, pero que, una vez deducidos los intereses y las comisiones de los intermediarios, el desembolso real que había llegado a tierras de América apenas alcanzaba los 7 millones. Al mismo tiempo, se habían creado en Londres más de 40 sociedades anónimas para explotar los recursos naturales-minas, agricultura- de América Latina y para instalarempresas de servicios públicos. Los bancos brotaban como hongos en el suelo británico, en un solo año, 18336, se fundaron 48. Aparecieron los ferrocarriles en Panamá, hacia mitad de siglo, y la primer línea de tranvías fue inaugurada en 1868 por una empresa inglesa en la ciudad brasilera de Recife, mientras la banca británica financiaba directamente a las tesorerías de los gobiernos. Los bonos públicos latinoamericanos circulaban activamente, con sus crisis y sus auges, en el mercado financiero inglés. Los servicios públicos estaban en manos británicas, los nuevos estados nacían desbordados por los gastos militares y debían hacer frente, además, al pago del déficit de los pagos externos. El comercio libre implicaba un frenético aumento de las importaciones, sobre todo de lasimportaciones de lujo y, para que una minoría pudiera vivir a la moda, los gobiernos contraían empréstitos que a su vez generaban la necesidad de nuevos empréstitos, los países hipotecaban de antemano su destino, enajenaban la libertad económica y la soberanía política”.

El poder de la deuda siempre sometió a la Argentina y fue masa poderosa que la guerra. La Argentina fue protagonista de dos guerras en su historia. La de la triple alianza en el siglo XIX y Malvinas en 1982. Poco material bélico para tanta deuda.

Sin embargo la invasión al Paraguay, junto a Brasil y Uruguay y que destrozó a la potencia guaraní donde Mitre se llevó Misiones y Chaco, fue financiada, de principio a fin, por el banco de Londres, la casa Baring Brothers y la banca Rothschild, en empréstitos con intereses leoninos que hipotecaron la suerte de los países vencedores.

El sometimiento de la deuda fue liberado el 9 de julio de 1947 cuando el presidente Juan Domingo Perón paga el total y declara la independencia económica. Incluso en su gobierno se le prestó a países europeos participantes de la segunda guerra mundial. El cipayismo pudo más y todos los gobiernos argentinos hasta el 2003 volvieron a tomar deuda. Néstor Kirchner abonó el 93 por ciento del sometimiento y permitió el crecimiento nacional hasta el 2015. Desde comienzos de la era Macri, que es Blanco Villegas, la deuda aumenta en forma diaria.

El poder del dinero en formato deuda que tiene un origen inglés, hoy tienen la figura del Tío Sam más los Rockefeller, Rothschild y demás. La guerra no sometió a la Argentina. No hay olor pólvora pero si a muerte, porque los cipayos generaron endeudamiento por 100 años, 2400 desempleados mensuales, 4 millones de pobres, mayor inseguridad y una desesperanza que se consolida en forma cotidiana. Todo esto en casi tres años y desde un país que funcionaba, que era una Nación y hoy es una triste colonia.

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