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Opinión

EL MACRISMO, UN CUENTO CHINO

Por Gabriel Princip

“Habrá dos o tres meses difíciles”, confesó con alegría el ministro Nicolás Duvjone. Claro, que la afirmación oficialista llegó luego de salir a festejar que ya somos un país emergente. A partir de allí todos los medios dominantes replicaron la alegría sin contar que la sonrisa ministerial se debe a la sucesión de comisiones que cobrará para luego fugar a un país creíble.

Lo que no le explican a la gente es que ahora el país se convierte en una timba legal de nunca
acabar para los inversionistas que jamás pondrán una fábrica y saben que el personal de
seguridad que vigila sus intereses está integrado por la banda encabezada por Mauricio, que
es Macri. En una palabra, el pueblo no tiene nada para festejar salvo un resultado deportivo y tampoco lo hay.
Pero no todo pasa por casualidad, no todo ocurre en La Argentina y no pasa todo porque somos ladrones, tontos, corruptos, o cualquier adjetivo que quiera agregar y completar en la línea de juntos.
Desde este espacio explicamos el trabajo financiero-político de las corporaciones, tratamos de colocar en blanco sobre negro la verdadera información y ese contenido que no aparece en los medios dominantes. En una palabra, trasladamos el conocimiento hasta sus oídos para que
usted no se aburra de caer en la trampa y en frases fáciles y sin sentido como: son todos iguales, este es un país bananero, la culpa es de los argentinos, o el peronismo es una fábrica
de pobres.
“Todo tiene un final, todo termina, tengo que comprender que no es eterna la vida”, reza el inicio de “Presente” de Vox Dei. Pero todo también tiene un principio. Y el inicio del derrumbe de las economías mundiales es la consolidación de las corporaciones. Y estas también tuvieron un inicio.
En el siglo XVIII, Thomas Jefferson, autor de la declaración de la independencia de los Estados
Unidos, luego presidente) escribió: “creo que las entidades bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que todos los ejércitos permanentes. Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos privados, y todas las entidades que florecerán en torno a ellas, privarán a los ciudadanos de lo que les pertenece, primero con la inflación y más tarde con la recesión, hasta que sus hijos se despierten, sin casa y sin techo, en la tierra que sus padres conquistaron”. Eran tiempos donde las familias Roshchild y Rockefeller comenzaban su imperio económico.
Para esa misma época, Adam Smith daba sentido a las palabras de Jefferson cuando en su
principal obra “la Riqueza de las Naciones” afirmaba que “los comerciantes y los empresarios
pensaban que todo debía ser para ellos y nada para los demás”. Smith además de hablar
sobre todo el desarrollo económico afirmó que “ninguna sociedad puede prosperar y ser feliz,
si en ella la mayor parte de los miembros es pobre y desdichado”.
Todo lo que ocurre en estos momentos como observamos, tuvo un principio y también tiene
un fin. Este corolario cambia según la época. El objetivo de estos tiempos es la consolidación del nuevo orden mundial y volver a la época anterior al estado -nación. Así como Macri
pretende hacer del preperonismo el futuro, tal cual lo afirmara María Eugenia Vidal cuando
dijo “cambiamos futuro por pasado”, el nuevo orden nos traslada a la edad media. Para ser concretos, pretende la fragmentación mundial y para ello opera con la desintegración económica.
Y esta frase que parece una locura tiene un sentido.

Una de las grandes supra-corporaciones es el club Bilderberg fundado por David Rockefeller, que falleció este año a la edad de 102 años, su mano derecha Henry Kissinger, hoy a los 94 años es quien conduce este grupo que maneja a placer toda Latinoamérica. Kissinger, secretario de estado norteamericano, premio nobel de la paz en 1973, acusado en el secuestro y muerte de Aldo Moro, ministro italiano es quien conduce al empresariado mundial con lograr la fragmentación geopolítica y económica ,y que su proyecto, el nuevo orden tenga un final feliz.

Este político, recibido en tiempos de Carlos Menem, por Bernardo Neustadt y alojado en su casa de Punta del Este dijo en la década del 70, “controla los alimentos y controlarás a la gente, controla el petróleo y controlarás las naciones, controla el dinero y controlarás el mundo.

Y este buen hombre autor ideológico del Plan Cóndor para la desaparición sistemática de personas en América Latina también expresó en el 2009 “esta crisis es una gran oportunidad
para crear el nuevo orden mundial” y un tiempo después en una conferencia realizada en la
Universidad de Michigan decía “el resultado que me gustaría ver en Siria es el de un país desintegrado y balcanizado con más o menos regiones autónomas”.

En sintonía, con estas declaraciones pero en el 2007 Wesley Clark, general retirado del ejército
de Estados Unidos, comandante de las fuerzas aliadas en la guerra de Yugoeslavia, en una
entrevista periodística expresó: ”Vamos a acabar con 7 países en 5 años, Irán, Irak, Líbano,
Sudán, Somalía, Libia y Siria”. Anticipó la Primavera Arabe. Por esto y los actuales conflictos
podemos comprobar que ha cumplido con su palabra.
En esta sucesión de declaraciones se vemos que Vox Dei tenía razón cuando Willy Quiroga
cantaba “todo tiene un final, todo termina, tengo que comprender que no es eterna la vida”.
No fue eterno el período 46-55 de Perón ni la década y un plus de los k. Hoy presenciamos en
vivo y en directo la desintegración económica mundial.

Los medios dominantes nos explican que la desaparición sistemática de la clase media y el
aumento de la tasa de suicidios más el malestar general es producto del populismo. Hoy no
roban, hoy saquean y demostrar esta afirmación no es difícil. En lo desarrollado en este
informe se partió de declaraciones de hombres de derecha y no de Perón, Marx o Cristina. La
derecha por televisión nos explica que tenemos un futuro difícil pero con esperanza. Nos dice que el ajuste es porque se robaron todo y el sacrificio de las mayorías es por el bien de todos.
Claro, que lo que lo que expresan en los en los medios dominantes después lo desmienten en
conferencias privadas. El mundo se está fragmentado, se está destruyendo y solo algunos,
entre ellos el Papa Francisco tratan de impedir que Kissinger tenga razón cuando repetía en
sus reuniones corporativas “controla los alimentos y controlaras la gente, controla el petróleo y controlaras las naciones, controla el dinero y controlarás el mundo”.

Por eso las mayorías tienen que entender, de una vez por todas, que la derecha es el eje del
mal, que la contraposición al capitalismo salvaje no es el comunismo sino el peronismo y que
este está formado por el pensamiento griego, el derecho romano y la fe cristiana.

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