Opinión

CHIQUITO REYES

Por Dany Wilde

Para aquellos que superan las cuatro décadas no tenemos que explicar quien fue Chiquito
Reyes. Para los más jóvenes sí. Chiquito era un personaje de Alberto Olmedo. Un empleado
administrativo, que residía en un monoambiente con una blonda novia, interpretada por la
modelo Silvia Pérez que se aburría de engañarlo con el Facha Martel. El sketch siempre terminaba
con la rubia convenciendo a Chiquito que le diera plata, que lo convencía diciéndole que era el mejor del mundo, que el Facha le hacía un favor saliendo con ella y con la frase, mirando a cámara de Olmedo, diciendo
“Chiquito Reyes no es ningún gil de goma”.

Observando el gobierno de Macri, su estafa electoral, su falta de sensibilidad y su escasa
palabra, trae a la memoria a Chiquito Reyes. En plena campaña electoral se dijo que era
el cambio, que el mejor equipo en 50 años, que la inflación se bajaba en 6 meses, que el
docente iba a ganar más, que no habría impuesto a las ganancias, que el dólar no pasaría los
16 pesos, que la obra pública garantizaría un modelo para el bienestar general, que bajaría la
inseguridad y la desigualdad, que la paz reinaría, que se completaría el 100 por ciento de
cloacas y que el cambio había llegado para quedarse. En fin, en el papel de Silvia Pérez, con
ustedes Mauricio Macri.

La inflación todavía no bajó la del 2015, quizás este año llegue al 28 por ciento. El famoso
equipo es un conjunto de individualidades para el gran saqueo nacional. La deuda crece y
crece. El oro se lo depositamos en tiempo y forma en cajas fuertes inglesas. Las Malvinas
nunca serán argentinas. El submarino fue atacado y no se dijo nada. El dólar está en 23 y baja
para tomar impulso. La obra pública es para los amigos de Cardenal Newman. La paz es la
capital de Bolivia. La desigualdad como la inseguridad aumenta a diario y el bienestar es para
el gabinete, amigos y jueces el resto bien gracias. Ah, de los jubilados no hablamos porque al
igual que la clase media dejaron de existir.

Mientras todo pasa y solo queda la pobreza y la entrega el argentino promedio en el papel de
Chiquito Reyes mira, observa y calla. Cada dos años vota con la consigna, por favor la yegua no
y la vida no cambia. El modelo sigue igual, Macri confirma que esta tragedia no cambia, que el
proyecto se consolida y uno, que nunca dejó de reírse con el personaje de Olmedo estará
pensando que toda la clase media al unísono dirá “Chiquito Reyes no ningún gil de goma».
Mientras Macri y su equipo sonríen y siguen mandando oro al imperio.

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