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Opinión

PACIFISTAS, MASOQUISTAS O COBARDES

Por Ricardo Sietepanes

La Argentina, en sintonía con América Latina, pasa por uno de los peores momentos de la historia. La economía va carcomiendo cada habitante mientras este observa como las minorías concentran y aumentan su riqueza a la par que las mayorías descienden en su patrimonio en forma cotidiana hasta entender que la calle será su hábitat en el futuro.

Durante el gobierno K  cualquiera excusa era buena para ocupar la plaza de Mayo. La inseguridad, el cepo cambiario, los salarios, el impuesto a las ganancias, etc. En en esos tiempos el salario promedio era el doble del actual. En cambio, hoy la gente se encuentra dividida, triste y empobrecida, carente de causas, líderes y valentía para ocupar aunque sea una placita del Gran Buenos Aires.

Entonces uno se pregunta porque pasa esto?, somos masoquistas, somos pacifistas, demasiados buenos o simplemente somos cobardes?. Creemos solo en la tele, en las primeras planas de los diarios o solo nos animamos a patotear en un face, mensaje de texto o en el Bar La Paz?.

Quizás todavía creemos en conceptos equivocados?. Creemos que los empresarios son gente de trabajo, que llegan al poder para no robar, que los imperios trabajan por la libertad y la democracia, que el peronismo son negros y ladrones, que la moral de la derecha es realmente importante y una sarta de pavadas que nos invocan desde los medios dominante y que creemos a rajatabla como que los sábados son de pizza, los domingos de asado y los partidos de futbol no se arreglan.

Pero pongamos las cosas en claro, en blanco sobre negro, y deportemos a la hipocresía. Las mayorías creemos en la democracia, sabemos que los gobernantes son gente capaz que nos lleva al mejor bienestar y que nadie es tan poderoso como ellos. Error, eso nos dice la tele y nos controla.

Los empresarios, los financieros, los ricos tienen su crónica en las páginas rosas, salmón , sociales en los medios. Los gobernantes en la tapa, en cambio los tiburones de Wall Street, los reyes de la mafia, los señores de la guerra carecen de crónicas, no tienen visibilidad.

Ellos integran las grandes corporaciones supranacionales. Bilderberg, la Trilateral, la CFR son las más grandes y las más mencionadas en este espacio. Los Roschild, Rockfelller, Bush son los apellidos que uno deletrea a diario cuando habla de estos grupos. Son el poder. Ahora bien, existe un suprapoder. Alguien arriba de estos y son los grupos European Atlantic Group y The Parlour Club con sede en Londres y Sussex, Inglaterra. Ellos mandan a Bilderberg, a la ONU, la Reserva Federal, al banco Mundial, son los dueños en las sombras.

Entonces cuando criticamos a un Macri, o Menem o quien sea estamos hablando del gerente de recursos humanos de una empresa llamada Argentina que es utilizada por la falsa democracia para obedecer ciegamente a los poderes mundiales en casi todos los tiempos salvo cuando los movimientos nacionales se hacen cargo de los gobiernos. Y no es que Perón, Néstor o Cristina sean más poderosos que los dueños del mundo, tuvieron la suerte y la convicción de encontrar un contexto diferente a nivel mundial por un lado y los nacionalismos son los únicos que molestan al suprapoder. Perón gobernó con un poder mundial desorganizado producto de la segunda guerra mundial. Néstor se encontró con el sillón de Rivadavia en una época donde Estados Unidos estaba realmente en problemas y Cristina vivió las mismas circunstancias que Néstor en su primer gobierno, ya en el segundo fue víctima de los dueños del mundo.

Con esta idea real y acabada de la actualidad mundial el o los pueblos se encuentran con pocas posibilidades para poder lograr el bienestar. Hoy Macri cumple un trabajo eficiente en referencia al poder pero olvidando a sus paisano en una falsa democracia. Amos Oz, novelista israelí se preguntaba si valía la pena defender esta clase de democracias y dijo “ allí donde la guerra se llama paz, donde la opresión y la persecución se consideran actos para la seguridad, y donde el asesinato se llama liberación, la profanación de la lengua precede y prepara para la profanación de la vida y la  dignidad. Al final, el estado, el régimen, la clase o las ideas permanecen intactas mientras se destroza la vida humana”.

A partir de tener enterarnos que los empresarios no llegan al poder para ser honestos ni para crear una sociedad justa, libre y soberana ya sabemos con quien lidiamos. Con tanta desventaja al pueblo le queda la organización y la valentía y nada más. Con la organización, que vence al tiempo, en la búsqueda de líderes carismáticos y honestos y con  un conjunto de personas que entiendan que el individualismo, la cobardía y el “yo hago la mía” solo los lleva al subsuelo económico y social y deben cambiar todos estos conceptos por el de la patria, la valentía y el honor se halla la solución.

Ya el pueblo carece de poder y si a eso le sumamos la falta de convicciones e ideales poco nos queda para entender que el color del futuro es gris tirando a negro. Quizás esto términos suenan a película romántica pero no hay otra. El poder nos controla a través de los medios, la justicia y los parlamentos con la ayuda de los servicios de inteligencia y solo cede o espera cuando la foto muestra la gente en la calle. El poder no soporta líderes, menos mayorías ocupando plazas al grito de que se vayan todos. Hoy la democracia es solo una herramienta al servicio de los grandes intereses al igual que el fascismo. Debemos lograr la verdadera democracia, y no este fascismo donde votamos cada dos años. No es fácil, pero sabemos cuál es el camino y este pasa por dejar de ser un guerrillero de papel o un matón del face. Como dijera Ortega y Gasset, en 1939 en la ciudad de La Plata,  “Argentinos a las cosas, a las cosas”.

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