Una reportera italiana en la década del 80 supo acuñar la frase “todo argentino tiene un enano fascista”, la misma se difundió en el programa de Bernardo Neustad. No solo que es verdad sino que uno supone que se quedó corto. Explicar el origen de este carácter, de la conformación del país, de las inmigraciones y del poder político dan una vía para poder entender que nos pasa como sociedad pero es extenso y quizás no nos conformaría.
Entonces utilicemos otro camino y tratemos de explicar cómo se conforma una sociedad fascista.
En el siglo 20 nuestros mayores pudieron apreciar las imágenes de la década del ’30 en los albores del nazismo. Concentraciones, multitudes, banderas y un clásico saludo de la época romana. También vieron en el cine, en la tv la segunda guerra, las persecuciones y la muerte en campos de exterminio. Pero nunca se enteró que para derrotar al nazismo murieron 27 millones de soviéticos, 6 millones de judíos, una parte igual de europeos y medio millón de soldados norteamericanos. Cuando terminó se dijo nunca más, y obviamente no se cumplió.
Las guerras siguieron. Latinoamérica con sus batallas por la liberación y Asia siempre un polvorín por las guerras de conquista. En este continente, también se observo tropas yanquis entrando victoriosas en Kabul, Bagdad y demás. Y todo siguió igual. La guerra de Libia, la Tormenta del desierto, Malvinas, la primavera árabe, Kosovo, Granada, Balcanes, Afganistán, etc, etc, etc. Y ahí nomas la televisión transmitiendo celebraciones patrióticas. Para citar un ejemplo pensemos en Sudán y la coalición Salvemos darfur.
Pero para explicar el punto que explica el fascismo en la sociedad citemos a Daniel Estulin que explica lo siguiente:” en febrero del 2007 Keith Harmon Snow, en referencia al conflicto de Sudán, inspirado por Gran Bretaña, dijo “primero, se crea la inestabilidad y el caos para que parezca que los árabes están luchando contra los africanos. Segundo, se organiza una campaña en los medios de comunicación que enfoque el rayo láser de la atención pública hacia el aumento de la inestabilidad. Tercero, se agita a la opinión pública y promueve la indignación entre una población occidental manipulada que, de forma bastante literal, es capaz de creerse cualquier cosa. Cuarto, uno se asegura de que el diablo, esta vez son las milicias árabes o sea el bien contra el mal. Quinto, se demoniza al enemigo, léase los sucios árabes, y a sus socios, las petroleras chinas y los traficantes de armas rusos. Sexto, se envía allí a soldados cristianos y a sus ejércitos “humanitarios”. Luego se teclea “Salvemos Darfur”, y ya está, ha nacido un movimiento. Séptimo, se continúa debilitando e l poder del enemigo socavando su credibilidad. Octavo, bajo el estandarte de la superioridad moral y contando con el total apoyo de un público occidental muy concientizado, se expulsa a las fuerzas malévolas del islam y Oriente y se instala un gobierno benevolente, amante de la paz y proclive a la democracia. Y por último, se retiran las sanciones, que ya no son necesarias, y se lleva el tan necesario “desarrollo” a otro país atrasado. Y ya lo tenemos, otra misión de “civilización” para conquistar a esas hordas bárbaras de árabes y a esos africanos tribales muertos de hambre, desamparados, ignorantes, enfermos e infestados de sida”.
Este relato que se realizó para Sudán no cabe en Venezuela, Brasil y Argentina. Saquemos árabes y pongamos corruptos, el resto es igual. Y la televisión es un cómplice eficiente ya que manipula a la opinión pública hasta convertirla en simples loros que repiten cuanto mensaje escuchan.
Pero la gente no observa la guerra, solo comentarios parciales como película yanqui de Vietnam o la segunda guerra donde caen chinos, nazis, amarillos como moscas y se celebra mientras que una bala roza el brazo del sargento americano y se hace un drama que queda guardado en la conciencia.
Pocos saben que en los finales del 2010 habían muerto un millón y medio de iraquíes inocentes, además de Saddam Husein y 5 mil soldados americanos como consecuencia de una guerra que liberaba al país en nombre de British Petroleum, Royal Dutch Shell, Halliburton, Blackwater, Chase Manhattan Bank, Bank of America, CitiGroup. Todos se quedaron con las riquezas de Irak en nombre de la paz, la libertad y la democracia.
Pregunta, Cuál es la diferencia entre el nazismo y estos paladines de la libertad? Pero el ciudadano común que hace, el militante de clase media que integra la opinión publicada como interviene? Solo lee las tapas de los diarios y mira la televisión que le modifica su pensamiento. Mientras creemos que la bandera de barras y estrella lucha por la paz dejamos de entender que es un estado policía y así como en Asia destroza sociedades para rapiñar sus riquezas en América todo gobierno popular es atacado de corrupto para luego ser perseguido, colocar un gobierno entreguista y llevarse las riquezas.
La tecnología es responsable en este saqueo mundial. El advenimiento y la difusión generalizada de la tecnología de la televisión han dejado obsoleto el modelo nazi de la sociedad nazista, han aportado un medio mejor, más sutil y más poderoso para controlar a la sociedad que el terror organizado del estado nazi.
Lonnie Wolfe documenta que “el nazismo fue creado por los mismos intereses oligárquicos económicos y políticos que controlan hoy en día lo que llamamos medios de comunicación de masas y televisión.
Por eso el poder real, el concentrado, el dominante, el mismo que junta a las grandes familias son las que determinan si la humanidad crece o no en su cantidad de habitantes, también para llegar a este concepto establece un modo autoritario de dominar a la sociedad. Esta siempre, por miedo, odio o ignorancia resulta funcional a las clases dominantes. Mientras estas crecen en forma incesante en su patrimonio, las clases medias son obsecuentes en forma gratuita empobreciéndose día a día. Ellos con su riqueza, estos con su pobreza pero todos con la democracia en la boca pero con el fascismo en la mente.
