Por Danny Wilde
Cuando en pleno triunfo amarillo la actual gobernadora expresó con alegría: “Cambiamos futuro por pasado”, muchos se mofaron, otros pensamos que no se equivocó.
El fallido bonaerense nos puso en caja. Después de un año amarillo, el verde esperanza partió al exilio y sólo quedó el rojo de vergüenza. Una democracia solo representativa sin carácter social es la que emplea Macri en su andar rumbo al 2019.
Una jubilación de ama de casa que feneció, programas sociales que fueron revocados, mayor desempleo, cuatro pobres por minuto, 300 millones de deuda por día, mayor inseguridad, mayor inequidad, y un futuro que fue suplido por el pasado setentoso. Ese recuerdo de Videla con la mayor deuda adquirida quedó derrotado por el actual empréstito. Prat Gay nos lleva a la memoria de Martínez de Hoz y Raúl Prebisch. Macri es una mala copia de Menem y una excelente de Aramburu.
El país partido a la mitad entre un anti peronismo pobre pero contento que la yegua no esté más y un peronismo fragmentado entre la obsecuencia y la tristeza del ya no ser.
Un año ya pasó y el presidente envejeció tres. El jubilado detrás del 82 por ciento que nunca logrará, volvió a vivir con el hijo. El militante de clase media luchando a brazo partido por un mendrugo que sólo alcanzará, en algunos casos , para pagar altas tarifas y el pobre condenado a muerte en cuotas.
En Europa el Papa Francisco observando como su país se desintegra. Recibiendo dirigentes que creen ganarse el cielo con una foto papal y aguantando a un enemigo del cual Macri es un soldado, el complejo militar norteamericano o la máquina de la guerra.
Francisco medita, piensa, aconseja a algunos peronistas como volver a empezar. El presidente jugando al ring raje y elevando la tasa de suicidios. El marco es una democracia que de social, nada tiene. No amplia derechos, ni hace crecer al país, sólo otorga trabajo a cientos de dirigentes que, dieta mediante, forman la grieta y nada aportan para que la Argentina mejore.
El pasado reciente saludó a una presidente en su retiro, el presente tiene a mal traer a Macri, el futuro nos espera con más dudas que certezas pero con una tristeza en demasía y una esperanza que partió al exilio. Como dijo Vidal, cambiamos futuro por pasado.
