OpiniónOpinión

Película repetida

Por Gabriel Princip

Cada día que pasa en la Argentina de hoy, el gobierno coloca todo su empeño en demostrar que  su gestión hasta el último minuto de su mandato será a favor de los que más tienen. Los plutócratas gobernantes hacen caso omiso a la clase trabajadora, sabe que existe pero no llega a comprender porque la necesidad de sus derechos, sus conquistas. Como no lo entiende, trata de eliminarla. La oligarquía sonríe con este formato de gobierno y los integrantes del gabinete, planta permanente en las corporaciones, sudan la camisa y se cuadran ante al comandando supremo, el círculo rojo.

El año que se está asomando tiene como línea editorial las elecciones de medio término, a mitad de camino quedó la reforma electoral. Al menos el gobierno pretende llevar un triunfo a sus jefes y este será la reforma laboral o al menos supresión de algunas conquistas. La Central de Trabajadores por ahora es funcional al poder, la pregunta es si lo seguirá siendo cuando los derechos laborales sean atropellados en masa y los despidos  sigan  divirtiendo a las clases altas.

Intelectuales y políticos buscan las comparaciones históricas exactas con la administración Macri. Algunos dicen que es el pre-peronismo, otros asimilan a Macri con la revolución libertadora, otros con el proceso y los más moderados con la década del 90´.

Quizás nadie tenga razón o simplemente todos hayan acertado. Porque este gobierno es conservador como en los 30´, reprime ideología como en el 55´, descalifica los derechos humanos como en los 70´ y destroza la economía como en los 90´.

Lo cierto es  que esta película que estamos viendo en 3D ya la vimos. José Luis Di Lorenzo en su obra “Que es el peronismo” dice: “La autodenominada revolución libertadora sólo llega a reparar la libertar de comerciar. Por un bando militar deroga la Constitución de 1949 y convoca a una asamblea constituyente, la que con la proscripción del peronismo repone la Constitución de 1853. Es necesario advertir que lo que se deroga es el estado de seguridad social. Se elimina la “organizacional” para dar lugar a “lo prestacional”.

Efectivamente, todo el marco tuitivo del trabajador y el trabajo, su centralidad como sujeto social, la titularidad de los recursos naturales que garantizan el acceso colectivo al bien común, todo es derogado. En su lugar, en un claro reduccionismo cartesiano, como remedo social se incorpora el artículo 14 bis a la vieja Constitución liberal, que limitará los derechos sociales del trabajador al pago de una prestación, que si es activo debe ser “ mínima, vital y móvil”, y si es pasivo, por medio de la jubilaciones y pensiones móviles. Agregando una enunciación de derechos  que nacen inexistentes y forman parte del desuetudo  (desuso) constitucional tales como participación en las ganancias  de las empresas, control de la producción y colaboración en la dirección de las mismas.

Desprotegidos constitucionalmente los recursos naturales y eliminada la prohibición de  privatizar los servicios públicos, el endeudamiento externo argentino, tal como ya había ocurrido a manos de la Baring Brothers, generará las condiciones para que la Argentina  pase de ser “ una peligrosa potencia que sume a América Latina a no ser”, “ a ser deuda”. Lo que terminará perfeccionándose años después cuando desaparezca el trabajo y el trabajador, privatizando los servicios públicos a precio vil y privándonos de los recursos naturales cuya explotación se privatiza”.

Este último pensamiento con alto contenido pero simple de entender es lo que pretende Macri para su gobierno. Un mandato que complazca cada minuto a las corporaciones supranacionales, que llene de placer a la oligarquía y que sea  cortés con clases medias altas y altas. En una palabra, que el mundo del trabajo sea un mapamundi escolar, sin protagonista pero que decore un mandato que va por todo. Y todo es lo que decía Di Lorenzo, palabra más palabras menos, absoluta entrega y sumisión al poder real.

La administración Macri se halla a mitad de camino. Las elecciones de medio término pueden traccionar su estadía en el sillón de Rivadavia para consolidar el poder prestado que le alquiló el círculo rojo o el pueblo puede decir “basta” a tanto desastre organizado.

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba