Gabriel Princip
La grieta tan publicitada se puede releer en cualquier libro de sociología, historia o psicología desde siempre. Alguna vez Arturo Jauretche escribió en “ Barajar y dar de nuevo “, “ yo siempre recuerdo el fusilamiento de Lavalle, el cóndor ciego como lo llama José María Rosa, en un libro. Lavalle era un soldado valiente como las armas, generoso, pero un poco palangana, se le diera vuelta y entonces le cruzo el cadáver de Dorrego en el camino y ya Lavalle perdió todo, ya no pudo tener mas contacto con su país y con su pueblo, y hasta fue aliado del extranjero en la invasión de su país. Yo creo que ahí jugó la logia. Y creo que paso lo mismo en el 56. Los fusilamientos de ese año, no fueron a los peronistas, fueron la creación de una zanja llena de sangre entre la población y las instituciones armadas. Es decir, que los fusilados reales fueron unos, pero políticamente, uno de ellos, para mi fue Aramburu. Ya no pudieron evolucionar, quedaron atados por la sangre de los muertos al esquema de división del país”.
La división de una población es necesaria para que la colonia siga como tal y no tenga pretensiones de convertirse en nación. Divide y reinarás es una frase que se escucha desde la edad media y es el día de hoy que da resultado para aquellos que persiguen la idea de esclavizar a otros.
El imperio hace base en Maquiavelo y desarrolla su maquinaria ideológica y perversa para que los habitantes de su imperio tengan una baja estima y consideran a la pobreza como su forma de vida y a sus gobernantes como sacrificados hombres serios que no dependen de la demagogia para hacer lo posible que sus gobernados al menos coman.
La grieta que se desarrolló en este territorio tuvo como exponentes a Saavedra, Rivadavia, Dorrego, Urquiza, Mitre, Sarmiento, Roca, la década infame, los dictadores de turno y todos aquellos que al menos son poseedores de alguna calle, pasaje y/ o avenida. Desde la división y la lealtad absoluta a intereses foráneos posibilitaron la sumisión argentina.
Perón, Néstor y Cristina supieron interrumpir estos procesos. Con el trabajador como protagonista supieron construir gobiernos que favorecieron a las mayorías y enfurecieron a las clases altas.
La actualidad nos marca un ejecutivo que hace juego con la oligarquía. Dejando escaso espacio a los que menos tienen y solo los solicita para algún hecho de marketing o una miserable acción política.
En igual medida los aliados al partido gobernante colaboran en grado sumo con la ampliación de la grieta. Siendo los mas visibles la diputada Carrió con sus decenas de denuncias mediáticas nunca avaladas en la justicia, y periodistas del club de odiadores como Lanata y Majul que entienden al periodismo según la dimensión de la pauta. Todos ellos son soldados de la causa de las corporaciones que comprendieron la idea de un nuevo orden mundial no para todas, no para todos.
La clase media que está a punto de extinguirse también es funcional. Gran parte de esa clase social se asocia a cualquier político o periodista que descalifique al movimiento nacional. En su visión es mas importante la desaparición de la clase baja que su progreso económico y cultural.
Para el fervoroso militante de la clase media no hay satisfacción mas grande que ocultar su ignorancia a través del insulto. Salir en los medios y hacer eje en palabras como planero, negro, marginal, pobre, vago, garrapala y llegar al éxtasis intelectual. Inútil explicarle que el sometimiento de los que menos tienen, significa el estancamiento y progresiva desaparición de la clase media.
La mayoría de los integrantes del pensamiento nacional han criticado la funcionalidad de la clase media a la oligarquía. Nunca han logrado que el comportamiento varíe. Como diría un cura, el pecado siempre paga.