Por Gabriel Princip
Las caras visibles del pensamiento nacional del siglo XX como Arturo Jauretche, Scalabrini Ortiz, Hernández Arregui no pierden actualidad. Hoy en día, sus ideas son necesarias, útiles e imprescindibles para el análisis de un gobierno entreguista como el del presidente Mauricio Macri.
No obstante, algunos ejes han cambiado. La idea estratégica del Océano Atlántico que predominó desde el siglo XV hasta gran parte de la centuria pasada ha variado. El epicentro geoeconómico del sistema mundial serán el Océano Pacífico y el Índico, lo que trae aparejado el rol de segundo orden del Atlántico.
Fundamental será la agenda climática para un modelo de desarrollo sustentable para la humanidad. Miguel Barrios y Paulo Ares en su obra “Repensar a Perón” hablan de este tópico y sostienen: “el Papa plantea en la encíclica que el cambio climático es un problema global en que los peores impactos recaerán sobre los países en desarrollo y hace hincapié en la íntima relación entre “los pobres y la fragilidad del planeta”. Advierte que la escasez de agua provocará el aumento del costo de los alimentos y que los recursos de la tierra son depredadoras por “formas inmediatistas” de la actividad productiva. Critica que en las cumbres mundiales sobre el ambiente no haya habido acuerdos significativos por falta de decisión política. Y sostiene que los países industriales, desarrollados a costa de emisión de gases invernaderos, tienen más responsabilidad en aportar soluciones por el daño que causaron a la Tierra. Los lobbys petroleros norteamericanos reaccionaron con dureza ante la Encíclica Laudato si “Alabado seas””.
En la Argentina de hoy el poder real distribuyó sus soldados dentro del gabinete. El pensamiento antinacional se vislumbra gracias al accionar de los medios dominantes, la injusticia del poder judicial y una oposición que extorsiona al oficialismo para el logro de limosnas dejando liberado el manejo de un país, que en menos de un año pasó de nación a factoría.
Los integrantes del partido justicialista se conforman con mencionar frases de Perón para anular a sus pares o aplaudir a un conservador por haber construido un monumento sin la menor convicción. El pensamiento nacional queda a cargo de algunos intelectuales in visibilizados y del Papa, que hace lo imposible para que las corporaciones supranacionales no se lleven puesto su país de origen.
En “Repensar a Perón” se puede leer: “La aparición de un Papa jesuita latinoamericano por primera vez en la historia, y con la autoridad moral del Papa Francisco generan un enorme potencialidad a una voz, que se ha transformado en el mayor poder ético del mundo y que denuncia la globalización de la indiferencia. Es una enorme novedad estratégica. “Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del descarte, que además se promueve. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo, con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia o sin poder, sino que se está afuera. Los excluidos no son “explotados” sino desechos, sobrantes”.
Perón siempre recordaba entre sus interlocutores el análisis mundial, a la vez que decía que: “Hablar de política nacional es el “cabotaje pueblerino”. En la actualidad, el pensamiento nacional cambia en torno al mundo. Arturo Jauretche decía que el pensamiento nacional era “ver el mundo con ojos argentinos”. En estos momentos tenemos que respetar las palabras del intelectual peronista. Debemos saber que en poco tiempo, seis años, el país más poblado será la India con 1400 millones de habitantes superando a China con 1310 millones. Que Estados Unidos seguirá con un trillón de dólares de deuda externa y con poder de fuego que de apoco se va agotando, que contrario a los que piensan que la oligarquía manda en la Argentina, el real poder es de las corporaciones supranacionales teniendo a los oligarcas como soldados de la causa imperial. Y que el Papa seguirá siendo el vocero de los que menos tienen tratando de impedir que los países en desarrollo colonicen nuevamente América Latina.
El Papa nos incita a dar un rotundo NO a una economía de la exclusión, un NO al dinero que gobierna en lugar de servir y NO a la inequidad que crea violencia. Hoy Francisco resulta una síntesis del continentalismo de Perón, el ser nacional de Hernández Arregui, de las zonceras de Jauretche pero sobre todo debe revitalizar la patria sublevada de Scalabrini Ortiz. Los tiempos han cambiado, el pensamiento nacional debe perdurar muy a pesar de la tristeza impuesta por el neoliberalismo porque nunca hay que olvidar que siempre los días más felices de la patria, fueron peronistas.