Por Gabriel Princip.
Alguna vez habrá que decir que haber triunfado en las invasiones inglesas fue un mal negocio para la historia de este país ubicado al sur de Bolivia. Siempre el imperio estuvo presente en nuestra historia y no para favorecernos.
Marquemos algunos hechos de responsabilidad inglesa para poder entender el gobierno de Macri. Porque todo tiene que ver con todo.
El 25 de mayo aparte de tomar chocolate con churros y usar la escarapela debemos saber que fue una operación británica o si se prefiere un golpe de la oligarquía de ese momento. Lo explica en forma clara y concreta Norberto Galasso cuando establece los siguientes parámetros. A) la revolución fue anti-hispánica y pro-británica. B) fue impulsada por la “gente decente” de Buenos Aires, los dueños de esclavos, los reunidos en el cabildo abierto del 22 de mayo de 1810 siendo casi nula la presencia popular. El 25 estaba citado a juicio Juan Larrea, comerciante, por estafa .C) su objetivo fundamental residió en abrirse al comercio inglés para derrotar al monopolio español. d) su programa estaría dado por “la representación de los hacendados”, documento redactado por Mariano Moreno y presentado al virrey, a favor del libre comercio en 1809. E) el movimiento revolucionario tuvo dos protectores, Lord Strangford, cónsul inglés en Rió de Janeiro que apoyaba y brindaba sugerencias a los revolucionarios, y años más tarde George Canning, primer ministro inglés que reconoció nuestra independencia.
Los británicos siguieron muy de cerca la política rioplatense a lo largo del siglo XIX. Influenciaron en la guerra contra el Brasil, fueron ninguneados por Rosas y derrotados en la Vuelta de Obligado muy a pesar de los servicios que les brindaban los unitarios y federales aliados como es el caso de Urquiza.
Pero una muestra real de nuestra dependencia fue el gobierno de Mitre, similar al de Macri. Mitre era un liberal en todo sentido. La mentira y la traición fueron ejes en su forma de conducir el país. Se unió a Brasil y Uruguay para derrotar a Paraguay en la guerra de la Triple alianza entre 1864 y 1870.
El 7 de marzo de 1871 Mitre dijo “la fuerza que impulsa el progreso de la Argentina, es señores, el capital inglés”. En los años previos a la guerra, la Argentina se debatía en una grave crisis financiera, por lo que la elite porteña y provinciana jugó a la guerra contra el Paraguay para salir del marasmo. La deuda externa de la Argentina en 1869, era de 27 millones de libras esterlinas, el 60 por ciento estaba en manos de tenedores británicos a través de la banca Barig. Paraguay, deuda externa cero en un formato de gobierno donde prevalecía el socialismo de estado con una economía proteccionista.
La guerra fue sangrienta con un total de 300 mil muertos, 220 mil paraguayos. Sobresalió por su monstruosidad la Batalla de Campo Grande o Batalla de los niños del 16 de agosto de 1869. Donde 20 mil aliancistas enfrentaron a 6000 paraguayos de los cuales 500 eran viejos y 3500 niños entre 6 y 8 años que llegaron a utilizar barbas falsas para hacer creer que eran mayores.
El ejército brasilero asesinó al 60 por ciento de los paraguayos en esa batalla llegando a quemar el hospital donde fueron a parar los heridos después de la batalla. También incendiaron los pastizales donde quedaban paraguayos desmayados y amputados. No se sabe de otra batalla tan sanguinaria como está quedando el 16 de agosto como el día del niño en la actualidad en el país vecino.
La idea de Mitre con esa guerra era obtener el favor británico en su carrera política, ayudar a convertir una potencia como era Paraguay en una factoría como lo es en nuestros días y propulsar el libre cambismo. Por esos años dependían del Brasil, hoy de las corporaciones. El socialismo de estado de Solano López fue derrotado por los aliados ingleses como la política nacional de Lugo en un golpe blando que llevo a la presidencia al empresario Cartes reconocido rápidamente por Mauricio Macri.
La historia siguió con la intromisión inglesa. Para destacar en 1933 el tratado Roca- Runciman donde se acordó evitar en la Argentina los efectos de una política comercial británica favorable a los países de la Commonwealth, a cambio de la disminución de impuestos para productos importados desde el reino unido.
Julio Roca hijo, dijo en esos días “la geografía política no siempre logra en nuestros tiempos imponer sus límites territoriales a la actividad de la economía de las naciones. Así ha podido decir un publicista de celosa personalidad que la Argentina, por su interdependencia reciproca es, desde el punto de vista económico, una parte integrante del imperio británico”.
La dependencia siguió y quien supo retratarla fue Scalabrini Ortiz. Norberto Galasso escribió sobre el pensador nacional y en referencia al tema de los ferrocarriles y los ingleses. “ Trajeron capitales ínfimos, que aguaron esos capitales a través de las revaluaciones contables dirigidas a inflar los beneficios, concedidos como porcentajes fijos sobre el capital, que quebraron todo intento de la comunicación interna que no fuese a dar a Buenos Aires, que subieron y bajaron las tarifas, según sus conveniencias, para boicotear a las industrias nacionales que compitiesen en la mercadería traída desde Londres que obtuvieron miles de hectáreas de regalo junto a las vías, que no cumplieron función de fomento alguna en las provincias pobres, que hundieron unos pueblos y levantaron otros torciendo el trazado de las líneas según sus intereses y los de sus socios, los oligarcas.
Allí reside, sostiene Scalabrini Ortiz, el verdadero cáncer de nuestra soberanía y en torno a él han crecido las restantes enfermedades que han terminado por hundirnos, la moneda y el crédito manejado por la banca extranjera, la no explotación de la riqueza minera, ni de hidroelectricidad, la subordinación a barcos, tranvías y demás servicios públicos y la expoliación de los empréstitos a través del interés compuesto.
La dependencia siguió, con unas vacaciones en el gobierno de Perón, y nos mostró su dureza en 1982 con la guerra de Malvinas y en los 90 ya asociado el imperio a los norteamericanos y las corporaciones supranacionales donde Menem no fue inocente. Otra vez la maldad de la política económica hizo añicos los sueños argentinos. En la década infame y la libertadora con Raúl Prebish, luego Alsogaray y Krieguer Vasena en los 60, Martínez de Hoz en los 70, Cavallo en los 90 y la alianza impidieron todo progreso argentino. Estos agentes imperiales supieron convencer a la población que el mal era lo que estaba bien. Que el error era el populismo y la panacea el liberalismo o libre cambismo. Hoy Macri saluda a diario a Gran Bretaña. La sumisión en el tema Malvinas y en lo económico hacia el norte es alevoso y vergonzoso. Siempre la comparación de estos libretos económicos es con los corruptos gobiernos populares. Para destacar a lo largo de la historia tres nombre unidos por y para la maldad, Mitre, Menem y Macri. Aquellos que trabajaron por la nación, sin embargo, son los vituperados por la superestructura cultural. Rosas, Perón, Néstor y Cristina son mala palabra para el poder, sin embargo el pueblo no tiene más que reconocimiento. En la historia argentina lo bueno es malo y lo malo es bueno.