Por Simón Radowistky
Ocasionalmente en algunas radios se escuchan reclamos de oyentes por la política encarada por el presidente Mauricio Macri. Luego de la queja, quien más, quien menos expresa su desilusión porque a pesar del injusto modelo económico la gente no sale a la calle a reclamar y hacer oír su mal pasar.
Esa queja, reclamo o rebeldía debería encaminarse para llevarla a la práctica y no quedar sólo en expresión de deseos. John William Cooke expresó: “Un clima de rebeldías individuales puede durar indefinidamente sin afectar el régimen que las provoca. Solamente cuando la rebeldía está coordinada y encauzada en un movimiento de liberación adquiere eficacia necesaria para luchar con éxito”.
Hoy el poder real tiene controlada esa rebeldía a través de los medios dominantes y una economía empobrecedora. A pesar de los reclamos radiales los medios son más poderosos e imponen su discurso frente a la opinión pública. En este sentido, el gobierno sigue ganando la pelea en el día a día. Juan José Hernández Arregui dijo: “La opinión pública es una de las caras del poder social. La estabilidad del estado depende de ella. De acuerdo a lo que el estado representa frente a las relaciones del poder, así será la propaganda periodística radial o cinematográfica”.
El Papa Francisco en su momento aconsejó hacer lio. Ese es el camino, pues la oportunidad de formar la patria grande puede pasar a la historia. Los gobiernos latinoamericanos en el proceso 1998-2015 hicieron lo imposible para construir ese poder continental.
En el 2005 y en el prólogo del libro “Una apuesta por América Latina” de Guzmán Carriquiry, Jorge Bergoglio dijo: “En las próximas dos décadas América Latina se jugará el protagonismo en las grandes batallas que se perfilan en el siglo XXI y su lugar en el nuevo orden mundial en ciernes. Ante todo se trata de recorrer las vías de integración hacia la configuración de la Unión Sudamericana y la patria grande latinoamericana. Solos, separados, contamos muy poco y no iremos a ninguna parte. Sería un callejón sin salida que nos condenaría como segmentos marginales, empobrecidos y dependientes de los grandes poderes mundiales”.
El pensamiento nacional a través de los diferentes autores nos aconseja escuchar a los oyentes. Si hay que salir pero con rebeldía, no con una cacerola. Si no lo hacemos busquemos el camino de la persuasión, el convencimiento, la difusión del conocimiento para salir de la trampa impuesta por el poder real que en forma cotidiana vence en cada batalla cultural.
Es válido hacer lio en tiempos democráticos, también la rebeldía vale para salir de la idea que nos presenta el actual gobierno de retroceder al status quo de colonia. El gobierno amarillo colabora con esta idea y emplea términos que no se discuten pero en el uso que el imperio le otorga para sus mezquinos intereses. Hoy vivimos una democracia y estamos en libertad pero más de uno empieza dudar de estos conceptos. Juan José Hernández Arregui expresó: “En los países coloniales las grandes palabras deben leerse al revés. Es la “democracia” y la “libertad” de la oligarquía, que a través de La Nación pone ante sí, en el mencionado editorial, la imagen de “la patria grande” contra las “patria chicas”. Es la patria de Caseros y sobre todo de Pavón, que ganó Mitre”.
Es el pensamiento nacional la calle que saldrá a la avenida de la libertad del poder real. El enemigo se esconde en los pasajes, en las bocacalles o en los callejones mientras nosotros tratamos de pasear en libertad de conciencia y pensamiento para evitar al vigilante que detuvo el transito del saber o cortar esa cinta que no deja pasar a la verdad.
El pensamiento nacional seguirá en la búsqueda de aquellos pobres de espíritu y millonarios de poder solo útil para minorías analfabetas de afectos. Nosotros nos encaminaros en la búsqueda, como decía Eduardo Galeano : “Se busca a los secuestradores de países, se busca a los estranguladores de salarios y a los exterminadores de empleos, se busca a los violadores de la tierra, a los envenenadores del agua y a los ladrones del aire, se busca a los traficantes del miedo”. Eso buscaba Galeano, nosotros seguimos en la búsqueda de la rebeldía nacional.