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Zoncera laboral

Por Simón Radowistky

El 8 de agosto el presidente Mauricio Macri en la inauguración de una sucursal de un supermercado remarcó que el gobierno está: “Poniendo los cimientos para que podamos crecer con fortaleza y sustentabilidad” y seguir construyendo “El país que soñamos, unidos, sin pobreza, sin violencia y sin narcotráfico”. Macri destacó que esta inversión de 480 millones de pesos dará empleo a 400  jóvenes.

El presidente no tomó conciencia que ya no está en campaña, es decir, no se puede decir cualquier cosa por el hecho de ganar una elección porque ya la  ganó. Que Macri disponga de los medios dominantes para hacer gala de una micro inversión es realmente triste.

Todos los días se despiden 500 humanos, y el super contrató 400 a un sueldo miserable. La inflación duplicará al último año de la gestión K y no se le mueve un pelo. Habla de poner los cimientos de una fortaleza cuando el país está siendo entregado. Por primera vez en 12 años Argentina pide créditos, desde el 2003 que el FMI no se hacía presente en nuestro ejido como lo hará en estos días. 20 mil comercios y 3000 empresas han cerrado, la desocupación llega al 10 por ciento, el Papa declaró públicamente el problema de la falta de trabajo y Macri  habla de 400 empleos.

Insiste Macri en mencionar un país sin pobres y sin violencia.  En este rubro sería aconsejable que hablara con las mujeres aliadas al PRO para detener la persecución política y no judicializar la política. Solamente no hubo novedades de Comodoro Py cuando la justicia entró en feria. Y de los pobres ni hablemos. Casi seis millones en ocho meses produjo el ajuste y va por más. Y para colmo de males, el FMI retornó a la Argentina para seguir profundizando el modelo de los 90´ recargado.

Macri abrigadito y al solcito anunciando 400 puestos de trabajo el mismo día que se confirmaba la visita del FMI para ajustar, elevar la edad jubilatoria y reclamarle al gobierno que “no sea tan benévolo”.

El pensamiento colonial nuevamente en marcha. “Esta acción nos lleva a caer en un pensamiento de sumisión y subyugación frente al orden avasallador que en la política argentina ofrece patéticos ejemplos que muestran cómo actúa un colonizado ante su colonizador”, decía Claudio Díaz. Además expresó este pensador nacional: “Tres ejemplos contemporáneos bastarán para explicarlo. En el verano de 1990, Bernardo Neustadt se solazaba con una alegría inusitada porque había conseguido que Henry Kissinger, en ese momento de gira por la Argentina, aceptara la invitación para alojarse tres días en su mansión de Punta del Este, y además de eso dormir en su propia cama. De aquella época también se recuerda la distinción honorifica que el presidente Menem otorgara en 1992 al funcionario del tesoro norteamericano, Nicholas Brady, por “ayudarnos”, es un decir, a negociar el pago de la deuda externa. Más cerca en el tiempo, Raúl Alfonsín no ponía reparo en  recibir al enviado del FMI, el indio Anoph Singh, y hasta pedirle en ingles, delante de las cámaras de televisión, que mantuviera su firmeza como lechuza del FMI…Le decía algo así como “pegue duro”, se supone que a nosotros mismos, los argentinos”.

Por eso, a pesar del solcito, de la semi buena noticia, el presidente Macri intenta hacer creer a la opinión publicada que su gobierno es progresista y popular. Pero despedir 500 hombres por día, generar un ajuste continuo y cautivarse por 400 empleos es solo un pensamiento colonizado y cipayo de alguien que siempre estuvo abrigadito y nació con la mesa servida.

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