Por Gabriel Princip
El octavo mes del derechista gobierno PRO está promediando. La revolución de la alegría expresada a través de globos amarillos, caras lavadas y pensamientos sin contenido, hace un tiempo, ha variado. La violencia verbal, la persecución ideológica y la agresión policial en todos los estamentos del gobierno imperan en un país con un 50 por ciento de votantes desorientados y otro 50 esperando que la Argentina vuelva a cierta normalidad.
El votante de Cambiemos se ha dividido. Existe todavía el ciego que hace del odio una conducta. Este apoya a nazis vestidos de partidos vecinalistas, a Rico y sus muchachos desfilando, a empresarios que decomisan los ahorros de la clase media sin tomarse el trabajo de hacer un corralito, a tilingos que eran CEOS privados conversos en CEOS estatales, a periodistas que ocultan la realidad y desinforman de 0 a 24 hs, jueces rápidos con los K y eternos con los delincuentes y tarifazos que desmantelan el país para alegría de unos pocos cipayos. El otro votante de a poco se está despertando. Votó a Macri porque quería un cambio, pretendía seguir consumiendo pero aislado de cadenas y gritos K. Cuando se dio cuenta de la trampa de la derecha gracias a la impunidad empresarial instalada en el gobierno ya era tarde. Igualmente algunos de esta segunda vía tratan de justificarse y no reconocer error alguno declarando “es poco tiempo” o “ustedes estuvieron 12 años”, frases sin contendido que encubren una ignorancia supina.
Hoy el país está totalmente cambiado gracias a cambiemos y su gente que optó por el cambio. Algún argentino, uno pregunta, ¿Imaginó ver a los muchachos de Biondini entrar a la Casa Rosada para hacer un acuerdo político? ¿Habrán llevado un ejemplar de Mi Lucha a Marcos Peña Braun? ¿Alguien pensó, alguna vez, que un abuelo, en un tren, poseedor de un cartel en contra de un presidente sería desalojado por la policía? ¿Algún militante de la vida creyó que debería tomar una cacerola para protestar por el precio de la luz y el gas? ¿Alguien supuso que los parientes de Videla y Martínez de Hoz integrarían un gobierno democrático? ¿Qué argentino imaginó a Miguel del Sel embajador o a un gobierno detractar a un Papa? ¿Creímos alguna vez tener un presidente con cuentas offshore, denunciado por medios extranjeros y que no pase absolutamente nada? ¿Se creyó alguna vez ver a Elisa Carrió entrar y salir de Olivos para ordenar la vida nacional? ¿Alguien supuso alguna vez que la derecha sería elegida en forma democrática y gobernaría de facto? ¿Alguien imaginó ver como una patota entrar a un diario, realiza desmanes y es protegida por la policía? ¿Algún argentino de ley imaginó a la AFA reducida a torneos del ascenso y una super liga solo para unos pocos? ¿Se creyó alguna vez que un gobierno en el octavo mes de gestión este pidiendo la hora luego de suceder a otro que gobernó 12 años? Nadie puede decir tener tanta imaginación. Si, se supuso que Macri era el continuismo de Menem, pero el riojano ya resulta simpático al lado del grupo de tareas amarillo.
El cambio continúa pero está herido. Las tarifas resultaron una bisagra en el gobierno derechista. Por izquierda o por derecha resultaran letal y pincharán el globo. A medida que se consoliden los aumentos la gente PRO o no PRO coparán las plazas con sus cacerolas y desgastarán un gobierno que solo representa al mundo empresarial. Y si el aumento se da de baja quienes irán por el bueno de Mau serán sus amigos. Estos están esperanzados en dejar de juntarla en pala para solamente pesarla y si sus expectativas no se cumplen elegirán otro cadete para que se ocupe del cargo menor presidencial. Por eso el votante pro ya está pensando seriamente en cambiar su globo por una cacerola y pagar la diferencia.