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La alegría de los cipayos

Por Gabriel Princip

Cuando Paul Singer manifestó que Macri era “el campeón de la democracia”, cualquier argentino con sentido común pensó “algo mal estamos haciendo”. Ver la alegría, el festejo y la vuelta olímpica en sus cabezas cipayas de todo el oficialismo por levantar la mano  para que cobre el hombre con apellido de máquina de coser, daba vergüenza ajena. La oposición responsable o sea Massa y sus  confundidos seguidores más el pejotismo, también le dieron una alegría al forastero que tanto “trabajo” por obtener su paga. Singer brindando en el hemisferio norte y  medio país que no entendía nada.

Pero la vida sigue, y la entrega también. El festejo por el pago de un 3 por ciento de la deuda dejó atrás el 93 por ciento solucionado por los Kirchner.

Nunca como en esos días uno se acordó de Arturo Jauretche cuando escribía: “La dictadura de los grupos financieros va de unos a otros, la diferencia que media entre el asalto a mano armada y la estafa”.

Claro que el cipayo con una mano levantada  favoreció a Paul Singer y con la otra hundió a un compatriota. Poco le importó, con justificaciones simples y entreguistas sacadas del Manual de la Excusa Bonaerense allanaron el camino al poder real y entorpecieron la vida de millones de paisanos.

Ellos no pensaron en el trabajo emprendido por Néstor Kirchner y menos el realizado por Perón.

Desde bancas justicialistas olvidaron su origen e hicieron felices a hipócritas liberales.

Atrás quedo la historia de tiempos felices cuando Clarín titulaba el 17 de julio de 1946: “Argentina salda su deuda externa”. El diario resumía en una volanta que “El banco central impartió instrucciones telegráficas a todos sus agentes pagadores”.

Difícilmente algún dirigente de la oposición responsable se acuerde cuando Argentina entregaba créditos en 1948 a Finlandia, Italia, España, Holanda y Francia.

Argentina era acreedora, luego el liberalismo y sus fieles soldados nos hicieron deudores de por vida. Hasta que los k volvieron a hacer la vida más fácil para los argentinos. Claro que hoy se festeja un 3 por ciento que se le abonó a un Singer y se olvida del 93 que pagó Néstor y sobre esa base pudo reconstruir la economía. Fue en ese momento que el mercado interno floreció pero paso el tiempo y el argentino de hoy que se siente representado por el amarillo gobierno le otorga la razón a Jauretche cuando dijo: “Ese es el gran problema argentino, es el de la inteligencia que no quiere entender que son las condiciones locales las que deben determinar el pensamiento político y económico”.

La vida sigue,  todo pasa, pero la entrega no cesa. Mientras los medios conectan con Cárcel TV  en vivo, en directo y en cadena observamos la judicialización de la política, y el argentino medio no entiende  como la pobreza invade su hogar y toma de rehén a sus afectos.

La transferencia de la riqueza de las clases trabajadoras a las altas es un acto de impunidad que los profetas del odio lo justifican con una salvación moral para el gran pueblo argentino, salud. Los profesionales de la mentira inculcan día a día que la miseria actual no es un acto irresponsable de la oligarquía sino el robo sistemático de la anterior gestión.

En función de llegar al objetivo de consolidar un proceso económico como en el 55´, 76´ y en los 90´ la dirigencia cómplice dilapida su credibilidad con mensajes tan agresivos como moralistas donde la transferencia de culpa esta a la orden del día.

Pretenden santificar a Macri en nombre del mercado acusando a Cristina de lavado y secado de la población.

Para ello también se suman los dirigentes de los partidos de izquierda siempre funcionales a la derecha y siempre destacándose por ser los grandes hacedores de la nada por la nada misma.

José Ortega y Gasset escribió alguna vez: “Ser de izquierda es, como ser de derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil, ambas en efecto, son formas de la hemiplejía moral”.

De todas maneras y a pesar del apoyo de cierta parte de la población la entrega sigue. Los CEOS convertidos en ministros en la esfera local y Macri de gira en gira prometiendo mas Malvinas para Inglaterra, mas beneficios para el extranjero y mas felicidad para la fundación felices los ricos.

Por eso, para estos ejemplos de dirigentes Jauretche dijo: “Si malo es el gringo que nos compra, peor es el criollo que nos vende”.

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