Una historia de amor que marcó a fuego la Argentina, la de Eva y Juan Perón con el pueblo de la nación. Al cumplirse un nuevo aniversario de sus muertes en julio, la revista Comunas recuerda su obra y pensamiento, que son un legado que trasciende los años.
Para ser rigurosos con la fecha en la que se conocen Juan Domingo Perón y Eva Duarte hay que mencionar un acto para recaudar fondos para las víctimas de un terremoto en San Juan, en enero de 1944.
De allí en adelante, la pareja termina de definir un modelo social y político para el país profundizado desde el 4 de junio de 1946 cuando asume la presidencia Juan Perón.
Para ejemplo sobre el trabajo realizado en favor a la justicia social, basta lo expresado por el poeta y cantante Facundo Cabral, quien a los 9 años escapó de su hogar buscando a Perón porque tenía entendido que “les daba trabajo a los pobres”. Con motivo del aniversario de La Plata, un 19 de noviembre el Presidente visitó con Evita la catedral de la ciudad de las diagonales, y allí el joven Facundo pudo burlar la seguridad y acercarse al auto del primer mandatario. Cuando la policía alertó este hecho y lo quisieron sacar Eva los interrumpió porque quería saber qué era lo que tenía para decir el muchacho. -“¿Quiere decirme algo?- dijo Perón, -“Si, ¿Hay trabajo?- respondió Facundo. Luego de ese episodio la madre de Cabral obtuvo una máquina de coser para empezar a trabajar.
La primera en pasar a la inmortalidad fue Eva Perón, quien el 9 de enero de 1950 se desmayó en el acto fundacional del Sindicato de Taxistas, lo que fue la primera manifestación pública del padecimiento de cáncer de cuello uterino que terminó con su vida el 26 de julio de 1952, a los 33 años.
Su secretaria Nélida Domínguez de Miguel contó sus vivencias con Evita por los micrófonos de Comunas AM, “Fue muy triste, la señora Eva puso sus rodillas en el sillón y me dijo: De Miguel, no voy a ser vicepresidenta, estoy enferma. Jamás pregunté qué era lo que tenía. Ella fue al baño y cuando regresó, tenía el rostro de un cadáver. Ahí fue cuando entendí. A mí se me hace un nudo hablar de ella”.
Llegó a votar la reelección de su marido el 11 de noviembre de 1951 desde la cama del hospital.
Tras fallecer su cuerpo fue embalsamado y expuesto en la CGT, para luego tener una multitudinaria despedida en el Congreso de la Nación. Entre la delegación que acompañó el féretro, estuvieron familiares, políticos, sindicalistas, y las alumnas de la escuela de enfermería de la fundación que ella presidía.
El primer presidente del bloque laborista en diputados, Rodolfo Decker, la recordó como una persona muy vital, “a las doce de la noche me llamaba, y me pedía que fuera a la residencia, allí estaba todavía con 20 o 30 personas para expresar sus ideales para el futuro, sus problemas. A veces terminamos la cena a las cuatro y media o cinco de la mañana y nos pedía que nos fuéramos inmediatamente, porque a esa hora sonaba el timbre del general Perón para levantarse”, y agregó aludiendo a su deceso “era una mujer extraordinaria, el pueblo le lloró como a ninguna”.
Por otro lado, y casi 22 años más tarde falleció el por entonces Presidente de la Nación, Juan Domingo Perón.
A las 14:05 del lunes 1º de julio, María Estela Martínez de Perón entre lágrimas se dirigió al país “con gran dolor debo transmitir al pueblo el fallecimiento de un verdadero apóstol de la paz y la no violencia”. Una cardiopatía isquémica produjo el paro cardiaco que culminó con la salud endeble del primer mandatario.
El 12 de junio de 1974 fue su última aparición por el balcón presidencial, en él realizó un discurso que sonó a despedida e inmortalizó una de sus más célebres frases: “Les agradezco profundamente el que hayan llegado hasta esta histórica Plaza de Mayo. Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que, para mí, es la palabra del pueblo argentino”.
Tras su muerte el país se paralizó, hasta la mañana del 4 de julio su cuerpo fue trasladado al Congreso, se calcula que más de un millón de personas no pudieron ingresar al palacio bajo una lluvia torrencial acorde con el humor de ese día… Uno de los presentes fue el dirigente radical Ricardo Balbín, quien a pesar de sus diferencias se definió como un “viejo adversario que despide a un amigo”.
Rodolfo Walsh publicó en la nota de tapa del diario Noticias titulada Dolor, “En la conciencia de millones de hombres y mujeres la noticia tardará en volverse tolerable. Más allá del fragor de la lucha política que lo envolvió, la Argentina llora a un líder excepcional.”
El legado de fortalecer la identidad nacional frente a intereses foráneos, propiciando un espacio para el desarrollo de la mujer, la promoción deportiva y educativa de los jóvenes, la integración de la Argentina, la inserción laboral porque el trabajo dignifica, la creación de recursos porque donde hay una necesidad hay un derecho, la contraposición de la cultura económica y recetas creadas en otra parte del mundo, con obediencia de distintos sectores de la sociedad, o el enfrentamiento con las damas de Beneficencia, muestra a las claras lo visceral de esta pareja, de Juan y Eva, que recordamos en COMUNAS.