Sin perjuicio de lo favorable para las pequeñas y medianas empresas que resultan anunciadas por el presidente y el ministro de Producción, la orientación general de la política económica del gobierno de Cambiemos tiene un fuerte sesgo neoliberal, con duras consecuencias para la industria nacional.
Las medidas comunicadas (recomposición del capital de trabajo a través del diferimiento de la liquidación del IVA por 90 días y otras de carácter tributario) apuntan a mejorar las condiciones de oferta (política ofertista siempre recomendada por los economistas neoclásicos), a la que no podemos negarnos ni decir que son beneficiosas pero que no resuelven el problema y las dificultades de fondo que atraviesan las pymes argentinas, en particular las industriales, ni que vayan a generar e incentivar inversiones productivas.
De todos modos las medidas comentadas no corrigen ni compensan, tal vez apenas alivian, el núcleo duro de la política implementada por Cambiemos, que apunta a la reducción de un déficit fiscal artificialmente elevado por el ministro Prat Gay, que indujo a una recesión que golpea al corazón de las pymes.
Repasemos:
– Depreciación de la moneda del 46% del 10 de diciembre a hoy, con quita de retenciones a los productos agropecuarios (inédito en la historia económica nacional).
– Incremento de la tasa de interés (la badlar pasó del 25,18% a 31,37%, un incremento del 25%).
– Fuerte caída del salario real, en particular de los trabajadores de menores ingresos por el shock inflacionario impulsado por la suba de alimentos y tarifas (como consecuencia de la devaluación y la quita de retenciones).
– Desmesurado incremento de las tarifas de los servicios públicos (incremento de costos).
– Caída del empleo por los despidos de trabajadores en el sector público (que habilitó a los despidos en las grandes empresas).
– Contracción monetaria en medio de un proceso estanflacionario (la base monetaria cayó el 3,5% desde el 10/12/2015 al 09/05/2016).
– Apertura del sector externo. Estas medidas han conseguido que el mercado interno y el consumo popular (fuentes principales de ingresos de las pymes argentinas) se hayan desplomado a una velocidad increíble.
Si el gobierno quiere mejorar la difícil situación de las pymes debe proponer e implementar políticas de demanda, que favorezcan el consumo popular ya que no sirve de nada instrumentar medidas que mejoren la estructura de costos de las empresas si no hay demanda que compre y consuma sus productos. Sabemos, desde Keynes en adelante, que un empresario invierte si existe demanda para su producción y que esa demanda es básicamente consumo popular (la inversión depende del consumo). Por lo que exigimos al gobierno un cambio drástico en la orientación de sus decisiones económicas.