OpiniónOpinión

Lo pasado pisado, el presente también

Por Kurt Wilkens

El Billiken de cualquier año nos relató que el 25 de mayo de 1810 se instaló la revolución de mayo, que cientos de paraguas frente al Cabildo se movían al son de un nuevo gobierno. También nos explicó que en 1816 éramos libres y nos certificó que cada hombre de esa época era de bronce, solo con virtudes y algún defecto que Mitre no supo interpretar en el raconto de su historia.

Claro que estudiando en profundidad y con cierta evaluación histórica sabemos hoy en día que mientras French y Berutti repartían cintas, Saavedra  pretendía seguir subordinado a la Corona, que pasaron juntas, triunviratos y directorios con nombres de calles cuya lealtad al imperio del momento era indiscutible.

San Martin era liberación o muerte, patria si colonia no, patria si buitres no, era la libertad. Sin embargo tuvo que huir de su país para no ser asesinado por la calle más larga de la República. Si, el mismo del primer gran acto de corrupción o empréstito con la Baring Brother.

Los lustros siguieron, las luchas intestinas también y quien llegaba al poder se ponía en primera fila de la alcahuetería colonizada para responder a los nuevos dueños de la futura Argentina. Los ingleses dominaban y sus “pagos” dirigentes entraban en el libro de historia que fabricó Mitre. Lavalle ejecutó a su amigo Dorrego y a su país. Rosas quiso interrumpir el dominio anglo, destruyó  al extranjero con sus montoneras en la Vuelta de Obligado pero perdió en Caseros con Urquiza y sus brasileños amigos. Hoy Lavalle y Urquiza son calles, Rosas no.

El imperio británico siguió dominando, ordenando, mandando y ejecutando. Mitre, Roca, Sarmiento, Avellaneda y demás hombres probos de la nación se cuadraron ante Londres. Todos obedecieron sin cortapisas, todos trabajaron por los amantes del té y jamás se acordaron que acá, en su tierra, el mate es la bebida nacional.

Mitre destruyó el 98 por ciento de la población masculina paraguaya. Sarmiento creó escuelas de discriminación hacia todo lo que no sea blanco. Roca se aburrió de matar indígenas o esclavizarlos para las familias ricas, el resto de gobernantes aplaudieron a estos y obedecieron ciegamente.

Argentina seguía los dictados ingleses. Con la llegada del radicalismo al poder se abrió una hendidura popular pero Alvear recordó a todos que pertenecer tiene sus privilegios por eso nos encanto  seguir siendo dominados.

La década infame truchó el voto, la cultura, la democracia y hasta teníamos un Banco Central inglés. Perón dijo basta a la barbarie y por una década los años fueron felices. Más cultura, más deporte, más educación, más ciencia, más industria fueron las vacaciones del poder hasta 1955 que el imperio volvió a poner las cosas en su lugar.

Mitre había muerto pero a la historia la seguían escribiendo  los alcahuetes de Londres y Washington. Fusilamientos, desaparecidos, entrega total del patrimonio hasta que llegó Néstor y sucedió Cristina para volver a tomar un descanso entre tanta entrega.

Volvió la inclusión, el crecimiento y la alegría pero todo culmino con Macri presidente. Hoy Billiken nos relata que estamos en un cambio, que la gente los votó, que existe una revolución de la alegría, que la Plaza de mayo no se ensucia de cáscaras de mandarinas y que el choripán es un alimento exótico. Volvió el imperio, retornó Mitre que se escribe con M de Matadero, de Matanza, de Miseria, de Muerte, de Malicia, de Maldad, de Menem, de Molestia, de Moroso, de Mauricio y de Macri.

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba