El domingo es día de asado. Tremenda parrillada de vegetales. La mejor y la más saludable. Al fin y al cabo, la carne concentra demasiado ácido úrico. No fue mala la idea de nuestro presidente de crear las expectativas económicas adecuadas para elevar el precio de la carne y cuidar nuestra salud.
Luego de la parrillada, futbol y sin el locutor militante. Una delicia, me dirán. En el interior no lo pueden ver porque los grandes partidos se dan por el Trece, Telefé o América. Y bueno, después de todo yo no soy provinciano y el Trece es el mejor canal.
A la noche, una cena tranquila donde no se engorde y de paso no se gaste mucho porque los precios están algo elevados. Sí, nos acostamos tempranos porque gastamos energía y le hacemos un mal al país y a nuestro bolsillo.
El finde está planificado, nótese que por razones presupuestarias quité el helado y el café que complementaban las cuestiones gastronómicas. Debo reconocer que antes era todo más opíparo pero, ¿A qué precio? Porque moral no existía, los bolcheviques nos gobernaban con un estado grande con planes donde había remedios gratis, nafta y comida más baratas, las tarifas no existían pero, ¿Así se vivía bien?
Había inseguridad, quizás no tanto como ahora porque los policías no tenían el poder que supieron obtener. Ahora nos cuidan, nos protegen, cada tanto pueden matar a un chico o atropellar a una anciana pero, ¿Quién no tiene errores?
Nos gobernaba una mujer, si una mujer, autoritaria, soberbia, teñida. Ahora, en cambio, tenemos un presidente con ojos claros y más de cien millones verdes en su cuenta. Este es un presidente, no como la yegua. Si ya sé, algún que otro despido hay, que aumentó el desempleo no tengo dudas, que alguno que otro se suicida y sí, pero si no se mataba alguna vez iba a morir, ¿O somos eternos acaso?
Este es un presidente con contenido, sin faltas de ortografía y un coleccionista de metáforas. Lo más fue cuando dijo: “Y serán todos felices cuando uno más uno sea tres”. Y los comunistas periodistas acusaron al pobre que no sabía matemáticas, no saben que es un poeta, el quiso decir que serán felices cuando uno más uno sea tres, o sea nunca, un maestro mi presidente.
Bueno, planificado el finde ya armaré la semana. Bah, tampoco hace falta mucho. Concurriré a mi trabajo de siempre, quizás nos aumenten entre un 10 y un 20 por ciento. Si, ya sé, perdimos plata con la devaluación pero fue necesaria y hay que ayudar a la patria. Al fin y al cabo yo como jefe de familia con esposa y dos hijos estoy ganando 12500 pesos. Fortuna, ¿Quién gana esa cifra? Con lo que gano, pago los impuestos y como. ¿Qué más? Ah, sí, el coche lo voy a vender, es caro tenerlo en el garaje porque la nafta otra vez aumentó. Lujos, bueno ya no. Este año no nos fuimos de vacaciones, tampoco salimos a cenar y ahorramos esa plata para comprar los útiles y la ropa de colegio para los chicos.
Si el año pasado me fui 15 días a Cuba pero, ¿A qué precio? Sin moral, sin un estado pequeño como el de ahora, con planeros por todos lados y viendo como ensuciaban nuestra plaza con cáscaras de mandarina.
Ahora no hay actos, la gente solo se junta para reclamar. Mucha alegría no se ve, de última ¿Para qué demostrar lo que uno siente? Las plazas están vacías, no hay planes, pero el presidente es un señor, nos hace pagar lo debido, nos aumenta el tren y el colectivo, pagamos tarifas del primer mundo, sinceramos la economía y como gesto patriótico de nuestra parte ganamos menos o somos despedidos, pero todo por la patria y la moral.
Ahora la yegua no está, el FMI nos presta plata para ajustarnos, las familias no se juntan pero no por la grieta, no tiene plata que es distinto y pagamos unos impuestos de lujo. Pero todo tiene un objetivo: demostrar a las mayorías que con una minoría se puede gobernar un país a costa de muertos y despedidos. Pero uno se pregunta, ¿Se puede gobernar un país que vivía de fiesta? Hoy cambiamos, somos una nación seria, amarga, pero considerada por los Estados Unidos. Por eso todo va mejor, por eso sigamos con Macri al gobierno, la miseria al poder.
