La falsedad de la creación de empleo

Cremonte centró su crítica en la base del proyecto, calificándola de una falsedad: “uno de los mayores problemas que tiene este proyecto de reforma laboral, es la mentira sobre la que se asienta, porque es una reforma netamente regresiva, pero que el gobierno la presenta como necesaria para generar crecimiento del empleo, incentivar la contratación de personal, y motorizar la actividad económica”.

El experto refutó la premisa de que la legislación laboral sea la responsable de la crisis de empleo. Aseguró que “ya está demostrado que la legislación laboral no resuelve esos problemas”. Por el contrario, la situación actual del mercado laboral depende de la política económica, que en el caso de la actual gestión está “destruyendo el empleo registrado y haciendo que cierren muchas empresas justamente como consecuencia de la apertura indiscriminada de las importaciones, la caída del consumo por la crisis real de los ingresos motorizada por la política salarial de techos a las paritarias entre otras razones”.

Una reforma comparable a la de la Dictadura

El presidente de la ALAL comparó la magnitud y profundidad de los cambios propuestos en la reforma con un antecedente trágico en la historia argentina: “Es una reforma que, por su magnitud y profundidad, solo es comparable con el antecedente de la mutilación de la Ley de Contrato de Trabajo, que hizo la dictadura militar en abril de 1976 y su resultado es igual de trágico respecto al mercado de trabajo”.

Cremonte trajo a colación el paralelismo con la dictadura militar, señalando que en aquel momento, como consecuencia de la política económica del ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, “creció el desempleo a niveles hasta entonces inéditos, cayeron los ingresos, cerraron fábricas”. El abogado advirtió que con la política actual, que “es bastante similar porque, de algún modo, emula aquella del ministro Martínez de Hoz, el resultado ya se está vislumbrando como el mismo”.

Despido financiado y debilitamiento sindical

Al destacar los dos aspectos más críticos del proyecto, Cremonte se centró en la creación del Fondo de Asistencia Laboral en el contrato individual, y el ataque a la acción colectiva.

En cuanto al contrato individual, el abogado señaló que la creación del Fondo es paradójica, ya que se anuncia como herramienta para crear empleo, pero en realidad “es una flexibilización que, en todo caso, lo que permite son mayores facilidades para despedir sin justa causa”.

El agravante, según Cremonte, es que este Fondo será financiado por los propios trabajadores: “ese Fondo va a ser subsidiado con los propios aportes de los trabajadores y las trabajadoras. Porque el 3% que compone el Fondo de Asistencia Laboral, va a ser integrado con un aporte que se elimina hacia el sistema de seguridad social. Es decir, que los propios trabajadores van a ser los que financien su despido”.

Desde el punto de vista colectivo, caracterizó al proyecto como un conjunto de medidas que “atentan contra la acción colectiva y la fortaleza de los sindicatos”. Cremonte concluyó que el objetivo es la absoluta debilidad del movimiento obrero mediante dos herramientas clave: “La preeminencia y el fomento de la negociación colectiva por empresa, de la mano de las facilidades para crear sindicatos de empresa”. A esto se suma “una restricción letal al ejercicio de derecho a huelga por la extensión generalizada de lo que se consideran Servicios Esenciales, por lo que se limita el ejercicio de derecho de huelga hasta tornarlo absolutamente ineficaz”, finalizó.

FUENTE.  MUNDO GREMIAL