Hurlingham presentó un nuevo Código de Ordenamiento urbano

El municipio
El intendente de Hurlingham, Damián Selci envió al Concejo Deliberante para su tratamiento el expediente del nuevo Código de Ordenamiento Urbano (COU) para el distrito que se supone tendrá tratamiento con la nueva composición del cuerpo deliberativo, es decir con los concejales electos en setiembre y que asumirán dentro de un mes.
“En estos momentos, donde se nota que la Argentina está estancada y que nada avanza, nosotros queremos tomar decisiones para que Hurlingham progrese y vaya para adelante. Este proyecto de Código de Ordenamiento Urbano busca precisamente eso: un crecimiento armonioso, paso a paso”, dijo Selci en un video en el que presentó el proyecto, en el que explicó que la futura legislación considera tres aspectos centrales, a los que definió como “fronteras industriales, respeto por la identidad de los barrios y el desarrollo de nuevos centros comerciales”.
Las edificaciones que se autoricen tendrán como máximo 25 metros de altura, con el objetivo de “consolidar un frente urbano continuo, con identidad morfológica y espacial, donde las alturas edilicias y densidades se regulan evitando efectos negativos y promoviendo la calidad ambiental, el asoleamiento, la ventilación y la caminabilidad”.
En lo que hace a las fronteras industriales, el Gobierno local insta a habilitar industrias que generen empleo pero en las márgenes, no en el interior de los barrios, para que la logística tenga salida simplificada hacia Acceso Oeste o Camino del Buen Ayre.
Por último, el capítulo referido al desarrollo de zonas comerciales, la búsqueda está centrada en ampliar las adyacencias a estaciones de tren. El fundamento central de este apartado establece como “clave” el fortalecimiento de comercios de cercanía por los “beneficios sociales y económicos de alcance comunitario” que generan.
CRITICAS POR DERECHA Y POR IZQUIERDA
El proyecto de Selci generó rechazo en espacios políticos diametralmente opuestos. Por ejemplo el concejal Julio Medina, de la Libertad Avanza, aseguró que “este nuevo proyecto pretende modificar los parámetros de edificación, densidad y uso del suelo de nuestra ciudad, con argumentos de ‘modernización’ que no se corresponden con los principios de planificación ni con la participación ciudadana que consagran las leyes provinciales».
Medina cuestionó que el proyecto pasa por encima de varias normas y principios, puntualizando que el procedimiento “incumple las disposiciones del Reglamento Interno del HCD (artículo 23), que exige la intervención de la Comisión de Presupuesto y Hacienda; del Decreto-Ley 7647/70 y la Ley Nacional 19.549, que garantizan la validez formal y la competencia del acto administrativo; y tampoco se cumple la Ley 8.912 de Ordenamiento Territorial, que exige estudios técnicos y participación vecinal antes de modificar zonificaciones”.
A través de un comunicado, Medina exclamó: “No nos oponemos al desarrollo. Queremos un Hurlingham grande, con muchos vecinos, con mucho comercio y con mucho trabajo. Pero no a cualquier precio” y agregó “ninguna norma puede servir de atajo para intereses particulares. Cada metro cuadrado construido debe responder a un plan de ciudad, no a la discrecionalidad de unos pocos”.
CRITICAS DEL PO
En el mismo sentido pero desde otro extremo, el Partido Obrero lo calificó como “un código urbano hecho a medida para el negocio inmobiliario”
El Partido Obrero señaló que “los vecinos de Hurlingham vienen experimentando una transformación y alteración inédita, (…) Más de 20 proyectos de torres de los cuáles varios superan los metros permitidos según la zonificación establecida, grandes construcciones de decenas de departamentos en cuadras que no cuentan con redes de agua corriente o cloacas”. Para el PO el proyecto presentado en el Concejo agrava la situación: “un bien como el suelo (limitado y escaso) es primordialmente destinado a emprendimiento privados y dolarizados, totalmente fuera del alcance del los jóvenes trabajadores precarizados que Selci dice querer ayudar” afirmaron en el comunicado,
Concluyeron además, que “este proyecto de modificación del Código Urbano de Hurlingham postula una mayor concentración del negociado y especulación inmobiliaria (como ya se está observando) y un empeoramiento de las condiciones de vida de los vecinos del distrito en el mediano y largo plazo”.
LA ÚLTIMA REFORMA AL COU
La última modificación del Código de Ordenamiento Urbano se aprobó en 2019. Previamente hubo una audiencia pública, en diciembre de 2018 con la exposición de unos 30 vecinos. Fue la primera vez, desde que Hurlingham se convirtió en Municipio, que se elaboraba un Código Urbano.
Todo estaba regido por un código elaborado en Morón en 1978, y que tuvo una modificación en 1991, cuando todavía Hurlingham formaba parte de ese municipio.
Cualquier emprendimiento comercial, inmobiliario, cualquier construcción debía adaptarse a esa norma de hacía 40 años.
Desde el momento de la autonomía del distrito, en 1995, hubo numerosos intentos de crear un nuevo código y nunca se llegó a elaborar un proyecto que pueda ser discutido en el Concejo. En más de 20 años de Hurlingham como municipio fue imposible el acuerdo entre las fuerzas políticas y otros actores de la sociedad como entidades de bien público y asociaciones de profesionales y la comunidad en su conjunto para actualizar el COU, lo que dio vía libre a la «necesidad» de aplicar «vías de excepción», para la aprobación de distintas construcciones, un recurso plagado de sospechas que ensuciaba por igual a funcionarios, concejales, empresarios, constructoras y agentes inmobiliarios, entre otros.
En marzo de 2018, el dirigente socialista y ex concejal Lautaro Aragón se sumó al gobierno de Juan Zabaleta ocupando la Dirección de la Unidad de Gestión para la Planificación Estratégica Participativa. El objetivo de su labor fue la elaboración de ese nuevo Código de Ordenamiento Urbano del que Hurlingham carecía y que decretó, de algún modo, la eliminación de las polémicas vías de excepción.
Ahora vuelve a debatirse, con la lógica que la organización de un territorio y por ende, el desarrollo de una ciudad es una prioridad que merece un debate casi continuo. Hay pocos temas más importantes que discutir que el uso del suelo, la infraestructura, los entornos urbanos y los impactos ambientales.




