Trabajadores de la distribuidora Camuzzi de toda la PBA, preparan una movilización masiva al Enargas

Los trabajadores de la distribuidora Camuzzi de toda la provincia de Buenos Aires preparan una movilización masiva al Enargas para principios de octubre, en coincidencia con la primera audiencia pública en la que la empresa intentará obtener una renovación de su concesión.
La industria del gas vive uno de sus mejores momentos desde la privatización de los noventa llevada adelante por el menemismo. El gobierno nacional le autorizó a la empresa todos los aumentos de tarifa solicitados en estos 21meses de gestión.
Pero, tras meses de dilaciones, la empresa abandonó las discusiones paritarias sin llegar a un acuerdo ni realizar oferta alguna, en una actitud que los trabajadores consideran una provocación deliberada.
En este contexto, las tres regionales bonaerenses del Sindicato de Trabajadores de la Industria del Gas (STIGAS), La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca, decidieron una movilización al Enargas, la agencia gubernamental que regula la actividad, ubicada en la calle Suipacha del microcentro porteño.
La vuelta a los noventa
La privatización de Gas del Estado fue firmada en 1995 por un período de treinta años, que se cumple por estos días. El vencimiento es sumamente inoportuno para Camuzzi, que obtuvo ganancias récord en el último ejercicio y aspira a prolongar este mismo statu quo.
La «primavera» que vive el sector y la empresa en particular no es casual sino que se explica por el fenómeno que se describe como el de las «puertas giratorias». La actual secretaria de Energía de la nación es María Tettamanti, que antes fue Directora General de Camuzzi.
La audiencia pública es uno de los pasos formales previstos, como requisito para la renovación de la concesión. En este contexto, la presencia de los trabajadores organizados es un factor de presión y una amenaza a los planes de la empresa.
«Nunca ganaron tanto», le dijo a Buenos Aires/12 el secretario general del sindicato bahiense y secretario gremial de la federación nacional, Pablo Van Den Heuvel. «Y sin embargo, se niegan a actualizar los adicionales y las sumas no remunerativas», agrega.
El sindicalista se refiere a puntos como refrigerio, viáticos y otros adicionales, que permanecen congelados hace aproximadamente doce meses. El planteo gremial es que al menos una parte de esa ecuación, ahora muy favorable para los accionistas, debería llegar a los trabajadores.
«Nos dijeron claramente que la negativa no se debe a un problema económico. Hay una decisión política de pagar lo mínimo», agrega Van Den Heuvel. «Venían otorgando alrededor de un punto por mes, hasta que nos plantamos para hacer un acuerdo un poco más duradero. Entonces se retiraron», agrega.
El endurecimiento de la actitud de la empresa coincidió con la incorporación de Hernán Pardo como CEO, un ingeniero con pasado en Electricité de France (EDF) y, suponen, obedece a un objetivo de disciplinamiento sindical.
Sin embargo, hay antecedentes que favorecen a los trabajadores. En un conflicto similar, la empresa se mantuvo intransigente hasta que una masiva y ruidosa movilización a las oficinas centrales en la coqueta avenida Alicia Moreau de Justo los hizo rever su actitud.
Antecedentes en la era Milei
La industria del gas registra, en lo que va de gestión libertaria, dos antecedentes dignos de Grafton, el pueblo cercano a la frontera entre Estado Unidos y Canadá que terminó tomado por los osos, tras la fallida experiencia free town.
El más reciente fue un corte de suministro ocurrido en julio, que afectó principalmente a Mar del Plata durante una ola polar y obligó a suspender las clases, entre otras actividades.
Entonces, los trabajadores del sector denunciaron que detrás del corte hay «falta de inversión y de mantenimiento en la red» de la distribuidora Camuzzi, mientras que desde el Gobierno provincial apuntaron contra Nación por el parate de obras clave como la de la planta compresora de Las Armas, que precisamente aumentaría la presión de gas de la zona.
En 2024, Petronas tenía firmado un convenio con YPF para construir una planta de gas licuado en el puerto de Bahía Blanca, que sería la mayor inversión extranjera directa en la historia del país.
Las gestiones habían comenzado una década antes, ya se había presentado el estudio de impacto ambiental y estaban gestionados los permisos de obra. Pero, a instancias del presidente Javier Milei, YPF decidió trasladar el proyecto a Río Negro, para desgastar al gobernador Axel Kicillof y favorecer a su entonces aliado, Alberto Weretilneck.
La conclusión obvia fue que Petronas desistió del proyecto. La decisión fue seguida por otros jugadores internacionales del sector, que se retiraron de Vaca Muerta, entre ellos Total, Equinor y Exxon.
FUENTE- PAGINA