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Derechos manifiestos y definitivos.

Se convoca en Buenos Aires y en otras ciudades del país la marcha bajo la consigna “NI UNA MENOS”, lo es en reclamo por el despertar de la justicia para asistir a la mujer golpeada, maltratada y asesinada.

Toda la violencia es repudiable pero mucho más lo es cuando un hombre somete a una mujer, no por aquello de sexo fuerte o débil, sino porque la condición de macho en todas las razas tiene la encomienda de proteger a la hembra, con cuidado y halago, como único fin de su instinto sentimental.

Nadie puede jactarse del uso de la fuerza frente a quien no espera ni merece el golpe, por eso hay que advertir que nunca existe motivo para llegar a la agresión o al sometimiento. Tienen los padres el mandato indelegable de educar a sus hijos en este sentido y la justicia, en sus distintos estamentos, el deber de prevenir, escuchar y actuar, siempre en el marco de la ley, pero con la rapidez de un rayo.

El llanto de una mujer conmueve, enternece y solo debe darse en el marco del amor, cuando hay violencia el sollozo se transforma en un grito desesperado, quien goza en esta circunstancia es un enfermo al que hay que tratar y preventivamente recluir.

GARCILAZO

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