La verdadera grieta
A diario saludamos, nos abrazamos, besamos, compartimos un almuerzo y hasta podemos llegar a tener sexo con personas a las que por temor, pudor o disidencia, jamás invitaríamos a pasar una tarde en el inaugurado Sitio de la Memoria, en el espacio del viejo el Casino de Oficiales de la Ex ESMA.
El odio visceral de buena parte de la población de esta ciudad a las reivindicaciones por los derechos humanos, que se vienen realizando en nuestro país en los últimos doce años, que por supuesto no suma votos y mucho menos de nuestra estereotipada “media clase”, separa y corta lazos de entendimiento íntimo y social. No es edificante que nos enfrenten hechos y homenajes reconocidos mundialmente.
Cualquier ciudadano de la vieja Europa arrasada por el nazismo, cualquier negro afroamericano perseguido en EE UU, cualquier musulmán injustamente invadido por el imperio, cualquier armenio no reconocido como el primer genocidio del Siglo XX, cualquier español no compensado en la guerra civil, cualquier chileno que aún hoy padece la lacra pinochetista, todos y muchos más reconocen nuestra voluntad política de hacer justicia, sin venganzas y en paz, reconociendo nuestro pasado.
Ese es el tiempo que nos falta recorrer, que muchos jóvenes de hoy y seguramente nuestros nietos, inevitablemente habrán de valorar.
GARCILAZO




