Tratando de entender la actualidad argentina, se pueden observar oscuras realidades que hace difícil hablar bien del argentino promedio donde la actuación del porteño ocupa un rol fundamental.
Por Gabriel Princip
La violencia en las calles, la agresión continua en las redes sociales y la discriminación con formato de partidos políticos y medios de comunicación fragmentan la sociedad en tantos pedazos como habitantes existen. Partiendo de la base que cada humano “ tiene razón” resulta en extremo difícil vivir en el camino de la paz y el sosiego.
Si tenemos en cuenta que las calles de CABA se sintetizan en la película Relatos Salvajes que no ganó el Oscar porque en el exterior creyeron que era ficción . Si nos horrorizamos con un caso de desnutrición en Formosa pero pasamos por alto la muerte de dos chicos en talleres clandestinos en el mismo barrio donde es oriundo el Papa Francisco, algo no se entiende. Si creemos que la mala educación y la prepotencia de Miguel del Sel y Elisa Carrió es la nueva política, algo no encaja.
Si al boliviano le decimos bolita y al suizo le decimos caballero, porque la única diferencia radica en el poder económico, algo no va. Si al peronista le decimos ladrón y aquellos que nos quieren hacer creer que el metrobus es la octava maravilla y que Iroun Montaun con el incendio de las causas por lavado de las grandes empresas argentinas fue un accidente, algo no se comprende.
Si damos por cierto y sin dudar al menos , de todo aquello que emiten los medios de comunicación en su rol de voceros del poder económico algo está pasando.
Pero quienes generan este comportamiento son seres humanos preparados con cierta educación y bienestar económico en su mayoría de religión católica. Pero claro no es fácil entender cuando le gente decente discrimina, insulta, agrede y pone en duda su adhesión al Papa cuando este se manifiesta en favor de la presidente. Es más habría que explicar que antes de llegar al catolicismo se debería pasar por el cristianismo. Quizás no se entienda pero si uno sabe que el cristianismo posee diez mandamientos donde entre ellos especifica que hay que amar a Dios, amar al prójimo, no mentir, no matar, no desear la mujer de tu prójimo ni tu prójimo y estos no se cumplen, para que se pasa al catolicismo.
La critica puede ser general nacional aunque resalta más en la Capital Federal donde el católico parece haber abandonado al cristianismo. Igual recordemos que Cristo era un tipo con barba, sin guita que veía un pobre y le tiraba un plan social ,multiplicación de peces y panes con vino incluido ignorando la alcoholemia. Encima estaba en contra del gobierno generando marchas sin cacerolas y hablando del bien común. Lamentablemente la justicia lo condenó a muerte . La clase media le pudo salvar la vida cuando Pilatos le dio a elegir entre Cristo y Barrabas para que uno se salvara, pero los media clases optaron por el delincuente. Claro Barrabas era solo un ladrón, Cristo venia a cambiarles la vida y eso nunca se podría aceptar.
Por eso si queremos mejorar el estilo de vida no hace falta cambiar un voto pero si acordemos sobre la base del respeto y la educación. De esta manera Relatos Salvajes pasará a ser un film de ficción y no la realidad de la Argentina del siglo XXI.