
Un tirano desea que sus caprichos disociados de la realidad se cumplan y se aplaudan. Ahí
encontramos a trolls y militantes en el parlamento trabajando en ese metier. Un tirano desea comunicar sus maldades con periodistas amigos, Viale, Majul y un pelado colado dicen presente.
Un tirano quiere el mal para sus gobernados, pretende la sumisión total y reírse de sus actos
mediocres. En esa función lo hallamos a Luis Caputo. El mismo de la deuda de 100 años, del
préstamo que permitió que Macri embolsara 1200 millones verdes y el mismo que permitió el
aumento de alimentos, remedios y bajó salarios y jubilaciones.
Un tirano pretende que su comunicador sea un perverso, ignorante y un arrastrado. Adorni
dijo acá estoy. Históricamente los tiranos tuvieron problemas sexuales y sus mujeres fueron
alquiladas o prestadas. Tipo Eva Braun. Solo participaban de la foto. ¿Alguien vio a Fátima?
Ahora está ocupada cobrando los 350 mil dólares mensuales por besar a su producto en el
teatro.
El tirano necesita dirigentes cobardes, con el sí fácil y la entrega de su gente en forma
inmediata. ¿Vino Schiaretti?, o sigue reunido con esos gobernadores que viven arrodillados.
Un tirano exige legisladores mudos y complacientes. Que Unión por los pesos pase a cobrar
mañana. El tirano necesita medios complacientes, ahora se los llama hegemónicos. Un tirano
pretende centrales obreras que no molesten. Llamen a Daer que sigue dormido.
¿Pero que es un tirano finalmente? Respuesta, un ser mediocre, de baja estatura, con traumas
infantiles, sin empatía por el ser humano, sin inteligencia, pero con odio, alguien que utiliza a
los uniformados para someter a sus gobernados. En síntesis, un cobarde, un imbécil, un
subnormal que debe caer. Si usted conoce alguien así pase el dato y hable con su vecino. ¿No
puede seguir sometiendo a la gente porque esta se muere en forma silenciosa mientras él,
con sonrisa burlona, acaricia su perro y envía un tuit, no le parece?




