MARIELA CASTRO: Artífice de una realidad que la revolución cubana está transformando.

Por Margarita Pécora –
La aprobación de las leyes del matrimonio igualitario, y la muy debatida del Aborto legal, seguro y gratuito, que levantó una marea verde de reclamos y apoyos en las calles argentinas, fueron calificadas por Mariela Castro, Directora del Centro Nacional de Educación Sexual y diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, como “un referente inspirador”. “Hemos aprendido mucho de esas experiencias legislativas, tanto como de los movimientos sociales y las referentes feministas argentinas”-dijo a Comunas la también diputada nacional a la Asamblea Nacional del Poder Popular de la isla antillana.
En la sede de la embajada de Cuba en Buenos Aires, luego de pedir un minuto de silencio por las víctimas del genocidio sionista que está sufriendo el pueblo de Gaza, y con el simbólico pañuelo verde de la lucha argentina anudado a su cuello, la dirigente cubana, hija de Raúl Castro y de Vilma Espín, combatiente del Ejército Rebelde y fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas, encabezó un encuentro fraternal con decenas de representantes de los movimientos de LGTBIQ y de grupos de solidaridad con Cuba, a los que narró el devenir histórico de esa otra revolución que libra la Isla por la total emancipación de las personas de diversa orientación y género, contra los estereotipos de una cultura patriarcal muy enraizada en la Isla.
Un camino que, según comentó Mariela Castro, ha tenido que sortear disímiles obstáculos, pero que ha ido prendiendo en la sociedad cubana con la incansable labor del CENESEX que ha venido construyendo una agenda de igualdad y de justicia social en Cuba en los últimos 30 años con el aporte ahora también. de las ciencias sociales y humanísticas.
Acompañada por Pedro Pablo Prada, el Jefe dela misión, Mariela se refirió a una serie de logros obtenidos por la institución en temáticas de Educación Integral de la Sexualidad, Salud Sexual y Derechos Sexuales, epicentro de los deseos y aspiraciones de varios grupos de personas en una iniciativa, “que requirió de obtener muchos consensos, pero que logró replantear los paradigmas hacia la integralidad y la diversidad de las problemáticas, permitiendo que Cuba tenga hoy una sociedad más justa e inclusiva, respaldada por el Código de la Familia”.
“No todo lo que deseamos, lo hemos logrado-reconoció-, pero hemos obtenido consenso para discutir políticas públicas y actualizar el sistema jurídico y legislativo cubano, empezando por la Constitución de la República y el referido Código de la Familia”-señaló la directora del Centro, que ha atravesado etapas evolutivas, desde 1979 cuando comienza la atención a las personas transexuales por el MINSAP, patologizadora que era lo que imperaba, hasta llegar a lo que es hoy, el abordaje multidisciplinario de lo que calificó como las “diferentes expresiones de la diversidad humana” aclarando que no debe limitarse al concepto de la diversidad sexual.
“Somos una sociedad socialista que lucha por la justicia y la equidad social del ser humano y su dignidad plenos, y hay temáticas que no podían quedarse atrás- remarcó Castro inscribiendo la idea en el recuerdo de la impresionante cantidad de leyes que dictó el Gobierno revolucionario al conquistar el poder (1959), sobre todo en la vida de las mujeres para que alcanzaran un lugar activo en la sociedad y los niveles de decisión. “Ahí se empezó a erosionar los cimientos del patriarcado- dijo y reconoció. “No se ha eliminado, es difícil porque lleva montón de esfuerzos e iniciativas, pero vamos por el buen camino”.
“Eran tiempos en que no se comprendían los derechos y reclamos de las personas LGTB, tampoco el mundo lo comprendía, porque las ciencias hegemónicas penalizaban estigmatizaban y excluían a estas personas- remarcó- ; y la revolución no podía introducir con facilidad estos temas, a pesar de los intentos que hizo la Federación de Mujeres Cubanas cuando su presidenta Vilma Espín, visionariamente desde 1975 al debatirse el Código de la Mujer y la familia, propuso que en el Articulo del matrimonio, que no se hablara de hombre y mujer.
“Si eso se hubiera comprendido en ese momento, Cuba hubiera sido primera en reconocer el matrimonio igualitario”-pero no estaba el momento dado para que la población cubana lo entendiera. “Hoy la sociedad cubana lo debate abiertamente, en las redes sociales hay tremendo alboroto, y me encanta porque es muy interesante, porque nos retroalimentan los criterios de la población”, dijo la experta, y asignó un rol fundamental a la batalla comunicacional, cultural, y educativa.
Finalmente Mariela Castro ponderó la experiencia de los “Puntos violeta” que se aplica en Méjico y que considera factible de evaluar por Cuba a través de la FMC, ya que comprende lugares donde las mujeres acuden en busca de ayuda contra la violencia de género y los derechos humanos. “Y en Argentina hay intelectuales luchadoras y personalidades brillantes de las que también estamos aprendiendo muchísimo”- resumió-