
Por Margarita Pécora –
Para nadie es un secreto que casi sobre la hora, la propuesta del Frente de Todos, de que Sergio Massa sea el candidato a presidente de “Unión por la Patria” en la lista única rumbo a las PASO junto a Agustín Rossi como vicepresidente, ha despertado no pocas dudas, sospechas y elucubraciones en cierto número de militantes que se identifican incluso con el peronismo puro e inmaculado.
Todas encaminadas a estigmatizar al individuo. Y un estigma, como se conoce, es muy difícil de erradicar. Por eso preocupa y mucho, que se aborde esta decisión de la candidatura de Sergio Massa con fanatismo político, casi comparable con el deportivo, ese que llena las canchas del país dejando por el contrario casi desiertos los escenarios políticos en momentos difíciles ; y donde los hinchas no se permiten ni vestirse con un color que se parezca al del equipo contrario.
Los prejuicios según los entendidos en la materia, son una categoría moral que funciona de forma muy eficiente y difícil de desmontar una vez que ha sido instalado sobre alguien.
Y es preocupante que esto suceda, en una elección bastante irregular, por cierto, con un precedente de proscripción a la principal líder política del país, Cristina Fernández, justo cuando se está jugando el destino del modelo que tanto ha costado construir en función de la inclusión y del reconocimiento de los derechos a las mayorías vulnerables y a la clase media en general.
Inquieta ver cómo quienes desean que se preserve la esencia del proyecto nacional y popular en la Argentina, son en cambio los primeros que les ponen en bandeja de plata a la oposición, los motivos de la discordia interna, esa que debe ventilarse puertas adentro, y que por el contrario, la exteriorizan para satisfacción de la oposición que se alegra de las fricciones internas de su adversario oficialista, y no contentos con eso, las replican por los Medios hegemónicos que fomentan el mal, el odio y la grieta.
Personalmente creo que no tiene ningún valor jugar para el adversario, si en definitivas llámese como se llame el espacio por el que se va a participar en la pelea electoral, si se está jugando en el mismo bando, si en el fondo se oponen al modelo neoliberal que amaga por instalarse con el poder destructivo de la Fuerza que preanuncia Patricia Bullrich, o la codicia arrasadora del poder corporativo que representa Horacio Rodríguez Larreta.
Es hora de actuar con madurez política ante el momento de enorme peligro que corre la patria argentina, si el bastón de La Rosa llegara a caer en manos de alguno de estos artífices del neoliberalismo.
Cada cual es dueño de su voto, y con absoluta libertad puede y debe ejercer el derecho a emitirlo en las urnas, pero hace falta que pongamos en la balanza lo que se puede ganar y lo que se puede perder. Pensemos con sentido común, que si estos personajes se imponen en las urnas, se pueden ir al abismo los años de conquistas sociales , sobre todo para la clase trabajadora, los beneficiarios de la AUH, los jubilados y jubiladas; porque en primer lugar, los amarillos, que fueron los que contrajeron la multimillonaria deuda con el Fondo Monetario Internacional, no van a ir a negociar el pago con yuanes, ni China se los va a prestar, sencillamente van a ceder a las presiones del organismo internacional de ajustar la tuerca hasta el fondo para que la gente empiece a morir de hambre porque el ajuste viene en los papeles para los 46 millones de argentinos y argentinas, pero del naufragio solo se van a salvar los poderosos.
Ni qué decir del peligro que corren los recursos naturales como el litio, el gas de Vaca Muerta, las reservas de agua dulce del Acuífero Guaraní, que ya fueron espiados por el vecino del Norte y los tiene registrados como si fueran suyos. Y no tardarán ni un segundo en venir por ellos.
Tal vez es mucho pedir, pero miremos también al entorno geopolítico de nuestra Región, con más gobiernos progresistas amigos de la Argentina, que aquellos que no lo son. Un escenario , por tanto muy favorable al impetuoso desarrollo económico productivo de la Argentina para que vuelva a producir aviones, barcos, y siga colocando sus granos en las bolsas más competitivas del mundo, con la ayuda de gobiernos como el de Lula Da Silva, que respalda tanto como China a la Argentina para su ingreso a los BRICs. Esa es la gran oportunidad para que junto a Brasil, la India, China, Rusia y Sudáfrica para acceder y generar nuevas oportunidades y soluciones en el ámbito económico-financiero y político.
Tomemos en consideración el gesto honorable, si cabe la palabra, que ha tenido Daniel Scioli de desistir de su candidatura electoral, para acompañar a Sergio Massa, un gesto que podrá gustarle a algunos o no, pero Scioli es el puente más sólido que tiene la Argentina para seguir abriendo las puertas al intercambio con el principal socio comercial que es Brasil.
Los resultados muestran que la confianza social y el crecimiento económico tienen efectos positivos y significativos sobre la confianza política. En ello se está trabajando. Por eso me atrevo a pedir que le demos un voto de confianza al candidato Sergio Massa para ir con el mayor respaldo de las fuerzas unidas por la patria, a una pelea electoral que va a ser encarnizada porque van a torpedear y duro al candidato, pero habrá que construirle una valla para salvaguardarlo.
Pongamos por encima de los prejuicios y las dudas, la confianza de que el candidato de Unión por la Patria, no está, ni estará solo en esta misión donde se juega el destino de la patria argentina.