Opinión

¿Dron “santo”? ¡A otro con ese cuento!

Por Margarita Pécora B.  –

Un peligroso incidente ha alcanzado notoriedad en la prensa a escala mundial. Se trata de la difusión que ha hecho Washington  de un video del encuentro en pleno vuelo entre un caza ruso y el dron de vigilancia estadounidense  MQ-9 Reaper sobre el mar Negro,  que ahora la Casa Blanca lo pinta  como  “santo” que  volaba  en “misión celestial”.

La fuente del Comando  Europeo de la potencia occidental, se encargó de enjuiciar lo ocurrido, diciendo que los dos cazas rusos “vertieron combustible y volaron delante del MQ-9 de forma imprudente, poco respetuosa con el medio ambiente y poco profesional.

Y lo primero que uno se pregunta es ¿qué hacía ese dron estadounidense  tan  lejos de su casa  y merodeando  la ajena?

Todo tiene que ver con el modus operandi de la Casa Blanca cuando  necesita un pretexto para  irrumpir con su ejército en  territorio de otras naciones.

Nadie vaya a pensar que el referido dron  era  un minúsculo aparatito no tripulado, con ingenua  misión. Es una peligrosa y letal máquina de guerra. Así  tipifica  una fuente  del propio Pentágono al dron ‘Reaper MQ-9’ de EEUU que, el recién pasado martes, fue impactado por un avión de combate ruso sobre el Mar Negro en el espacio aéreo internacional.

Pues sí, de acuerdo con el gobierno norteamericano, se trata de una de las naves no tripuladas más letales de la Fuerza Aérea.

El dispositivo de inteligencia mide 11 de metros de largo, casi cuatro de altura y 20 metros de envergadura o distancia entre cada una de sus alas; también tiene una gran capacidad de ataque y su valor monetario oscila los 32 millones de dólares. Asimismo, la nave puede viajar a una velocidad de 230 millas por hora.

 Cruces entre EE.UU. y  Rusia

Como era de esperar se produjeron cruces entre funcionarios de alto rango  de la defensa y la diplomacia  tanto de Estados Unidos, como de Rusia. A los ataques que le dirigió  el Pentágono  a Moscú, le salió a responder el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov,  quien comentó   al día siguiente a la televisión rusa: «¿quizá no deberían haber volado allí quienes no deben? Entonces todo habría sido respetuoso con el medio ambiente…

Sin embargo, algo  muy sospechoso hay por parte del Pentágono, de donde trascendió que premeditadamente “tomó medidas” para destruir los datos “de valor” en su dron estrellado en el mar Negro ¿Qué tan estratégicos y comprometedores serían esos datos?

Lo cierto es que no debe asombrarnos  que  Washington  utilice el derribo del dron como  excusa  para demonizar a Rusa porque es parte de su   escalada  contra el Kremlin, y porque esa  estratagema es en definitivas lo que ha venido haciendo durante décadas y décadas.

Es un comportamiento  de Manual,  el  crear una situación ficticia, o usar cualquier incidente, como pretexto para desatar una acción  beligerante o injerencista.

Lo hicieron cuando  explotó en aguas de la bahía  de La Habana  el acorazado Maine en 1898,  hecho que  EE.UU. usó como pretexto   para declararle la guerra a España y ocupar a Cuba.

El Maine, de la marina de Estados Unidos,  había arribado  a La Habana el 25 de enero de 1898 para una visita de rutina, y días después, en la noche del 15 de febrero, una detonación sacó del agua la mitad del buque, que terminó hundiéndose y causando la muerte a más de la mitad de la tripulación.

Tras acusaciones a la metrópoli que ocupaba a Cuba, por parte de la prensa estadounidense, y una investigación de la marina de ese país, Washington declaró la guerra a España el 25 de abril de 1898.

Historiadores coinciden en que la explosión,  fue el pretexto de Estados Unidos para intervenir en la guerra independentista de Cuba contra España, que finalizó con una intervención militar y la creación de una República que atendía a los intereses del país norteño. Hoy  Cuba  tiene que soportar en contra de su voluntad  de su pueblo, la existencia de una base militar estadounidense en Guantánamo, fruto también de esa jugarreta imperialista.

El mismo método  para invadir a Vietnam                                                                           

Y   existe otra  evidencia  de ese modus operandi estadounidense:   el  misterioso «Incidente del Golfo de Tonkín» calificado como  un fraude cuidadosamente planeado por  la Casa Blanca y  que condujo a la escalada generalizada de la Guerra de Vietnam.

Esto ocurrió  el 4 de agosto de 1964, el entonces presidente de  la potencia  occidental, Lyndon Johnson, pronunció un discurso en el que declaró que un buque de guerra estadounidense había sido atacado por torpederos de la República Democrática de Vietnam en el Golfo de Tonkín .

Según las fuentes, a esto el mandatario  añadió que hubo un «conflicto armado» entre las dos partes. Posteriormente, el Congreso  estadounidense aprobó la denominada «Resolución del Golfo de Tonkín», accediendo a que Johnson debería tomar las correspondientes medidas de represalia.

Y como  suele  resultar, el «Incidente del Golfo de Tonkín» fue completamente ficticio. En 2005, la Agencia de Seguridad Nacional de la Casa Blanca emitió un informe reconociendo que el 4 de agosto de 1964 «muy probable»  es que no hubiera buques de guerra de Vietnam cerca de los buques de guerra estadounidenses.

El resto de la historia ya es conocida. Una guerra sucia, cruel  que duró más de 20 años contra el noble pueblo vietnamita, pero que les hizo morder el polvo de la derrota, como lo hicieron en la Bahía de Cochinos (Playa Girón) los  soldados del Ejército Rebelde que comandó Fidel y que le  asestaron  una  gran derrota al imperialismo yanqui en América latina.   Por eso.  ¡ A otro con ese cuento del  dron  “santo” que le derribaron!.

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