AMANDA MARTIN: ¡Basta de verso! Hay un hartazgo muy fuerte por el desprecio a la educación en la CABA.
Por Claudia Bustamante. –
Las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires son un prácticamente un horno donde se “asan” los chicos por el calor, muchos de ellos sin poder contar con apenas un ventilador. El diálogo con Amanda Martín, Secretaria General de ADEMYS (Asociación Docente de Enseñanza Media y Superior), y también docente, se refiere al impacto que está teniendo las olas de calor que azotan desde hace varias semanas, y ponen en incómodas situación a estudiantes y profesores. Casi como una burla el Ministerio de Educación de la CABA les ha mandado una botellita de agua, tibia…
¿El pedido continuaba frente a esta situación de extremo calor para que los chicos puedan tomar clases de manera virtual?
Mira hicimos reclamos varios durante todas estas semanas, uno por la infraestructura escolar que es completamente inadecuada para enfrentar las olas de calor. Solicitamos inspecciones, ventiladores, reparación de aires acondicionados y la refrigeración y recién a fines de la semana pasada realmente tomamos como una provocación que el Ministerio de Educación de la ciudad apareció con una botellitas de agua tibia en las escuelas, algunas directamente no tienen servicio ni de luz ni de agua y llegamos al extremo de que solicitamos la suspensión de las clases para este martes, para que se pueda continuar en la modalidad virtual. Era una opción. Ha habido acatamiento alto para un paro en las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires.
En una situación muy compleja, las escuelas ya no dan abasto y el Ministerio de Salud también debería haber hecho una recomendación, porque no se puede seguir dando clases como si nada pasara ni siquiera con horario reducido por lo que estamos reclamando hace semanas por el problema con los ventiladores, aires acondicionados de refrigeración. Yo doy clases en varias escuelas y he visto chicos que se descomponen porque no tenemos los suficientes ventiladores. Y es una situación donde no se puede ni enseñar ni aprender.
Llama la atención la contradicción constante a la que nos tiene acostumbrados el Jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, cuando en plena pandemia fue en contra de un decreto presidencial y en contra de una decisión de la Corte que tenía que suspender las clases por dar las de manera virtual porque había una emergencia sanitaria. Hoy también sería una emergencia sanitaria porque este calor no es saludable ni es posible dar clases así.
En invierno hay chicos que tiene que ir a las escuelas con frazadas; y en el verano nos morimos de calor, entonces hay una crisis de infraestructura escolar grande, donde las partidas destinadas al presupuesto de infraestructura están subejecutadas.
Naturalmente hay una situación excepcional de olas de calor, pero no puede ser que la mitad del sistema de educación de la Ciudad de Buenos Aires no pueda continuar dando bien la clase . Este es un punto muy crítico porque contradice el “verso”, de la Ministra de educación Soledad Acuña, y del jefe de gobierno Rodríguez Larreta, que incluso en la apertura de las sesiones legislativas dijo que tenemos “escuelas del futuro y modernas” y no tenemos un ventilador. Trabajo en pleno distrito de Palermo y no tenemos ventiladores imagínate como es en Lugano, Soldati, Barracas, los distritos más pobres de la Ciudad de Buenos Aires.
Sostenemos las denuncias porque nosotros mismos los miembros del sindicato de Ademys trabajamos en las escuelas y sabemos lo que se está pasando. Es muy difícil hoy mantener una tarea pedagógica, y más entender con el desprecio con el que ejercen la educación pública.
Acá lo que ponen en evidencia estas olas de calor y la infraestructura inadecuada para enfrentarlas, es hay una gran crisis educativa de infraestructura escolar y es el principal reclamo que se va plasmar en un paro que es contra el gobierno, no es un paro porque hace calor. Por eso hay un hartazgo muy fuerte porque no se tomó ningún tipo de medida preventiva ni de acompañamiento”- dijo en síntesis la titular del gremio de Ademys.