
Dentro de nueve meses, tiempo exacto de un parto, asumirá un nuevo Gobierno. Un nuevo Presidente, o tal vez Presidenta. Un nuevo gabinete. Nuevas y nuevos funcionarios. Secretario o Secretaria de Estado. Un nuevo Canciller, más allá del que está no existe como tal.
Los precandidatos ya comenzaron las diferentes campañas. Por derecha y por izquierda, incluso moderados, recorren a lo largo y a lo ancho del país, prometiendo lo que nunca cumplirán. Ilusionando al PUEBLO, el único HEREDERO del General Perón, con que nos van a cambiar la vida. Para que sea más digna y que merezca ser vivida.
Son demasiados los que aspiran ocupar el sillón de Rivadavia. Son muchos los desean salir al balcón de la Casa Rosada, balcón que a todos, sin excepciones, les queda demasiado grande.
Cualquiera que resulte electo como primer mandatario, con mucha humildad, le sugiero que haga achicar ese histórico balcón, porque sea quien sea, le va quedar enorme. Solo dos personalidades hicieron que el balcón, les quedó como anillo al dedo. EVITA y el General Perón, al resto, sin dudas, les quedó gigantesco. Algunos me dirán que el Dr. Alfonsín daba la talla. Algunos nostálgicos, pueden mencionar al genocida Galtieri. Los fanáticos, mencionaron a Néstor Kirchner y a la Dra. Cristina Elizabeth Fernández de Kirchner. Y los más ciegos, a Macri, y su estúpido baile del 10 de diciembre de 2015.
Tanto el sillón de Rivadavia (el Presidente que más endeudo al país), como el ansiado balcón con vista a la Pirámide de Mayo y a la mítica plaza, es tan grande, que solo se llenaba de fervor puro y verdadero, cuando nuestro líder y Evita, salían para hablarle al pueblo. Fue desde ese balcón, que nuestro General, nos llamó COMPAÑEROS, a los trabajadores.
Fue desde ese balcón, cuando nos dijo: «llevo en mis oídos, la más maravillosa música, que para mí es la palabra del PUEBLO ARGENTINO. Cómo olvidarlo. Y desde ese mismo balcón, nuestra única a e irrepetible Evita, hizo su renunciamiento histórico. Se despidió de sus descamisados y de los «cabecitas negras», como nos llamaba con amor y respeto.
Precandidatos de todo el abanico, futuro Presidente o Presidenta, ese balcón merece el mayor de los respetos, no lo manchen con soberbia, ni con vanidades. Y si no pueden, utilicen un ventanal. Sea él o ella, con eso, les basta y les sobra. Ninguno tiene el cuero para hablarle al pueblo. Al menos no sean caretas, acepten que ese balcón, es de Evita y de Perón. Todo lo demás, Sarasa Sarasa.