Opinión

DÍA DE LOS OLVIDADOS

Por Carlos Galli.

Hoy 20 de septiembre, en nuestro país se celebra el DIA DEL JUBILADO/A.

Somos aquellos que laburamos la mitad de nuestra vida. Somos los que durante treinta o cuarenta años aportamos al Estado, para llegar a una vejez digna y disfrutar del jubileo.

Ocurre que el «papá» Estado, y la mayoría de los gobiernos, nos han desechado, como papeles viejos arrojados a un cesto de basura. Sienten que somos un estorbo. Que molestamos al transitar por la vida. Para los políticos de turno, somos una especie de enfermedad terminal, y si pudieran, nos harían desaparecer de la faz de la Tierra. Son insensibles a nuestros reclamos de tener una vida más digna y que merezca ser vivida.

Y no es que pedimos lujos ni grandezas. Solo queremos llegar a fin de mes. Comer todos los días. Tener nuestros medicamentos, y un buen sistema de salud para nuestros últimos años. Poder disfrutar de nuestros hijos, y aquellos que los tienen, mimar a sus amados nietos.

Deseo desde lo profundo de mi corazón que mi hermana de la vida, mi amada Mónica, espere a POROTIN, su primer nieto y me «transforme» en tío abuelo.

Que mi amigo y hermano en Cristo, pueda jugar con sus amados mellis. Y que todos que doblamos nuestros lomos por muchos años, que peinados canas y las arrugas nos delatan nuestra edad, podamos un día ser responsables de nuestras alegrías y también de nuestras tristezas y amarguras.

No tenemos jubilaciones privilegiadas. Estamos cien veces abajo de lo que cobra  la vicepresidente de la Nación. Ni tampoco lo que embolsan los jueces, y los ex funcionarios de los diferentes gobiernos de la democracia, que hace añares, ha dejado de ser el gobierno del Pueblo.

Los y las jubilados somos SIEMPRE, el último orejón del tarro. Somos el último eslabón de una larguísima cadena de injusticias.

Nuestros amados padres son los que hicieron grande esta República. Eran aquellos «tanos» y aquellos «gallegos», entre otros, que comenzaban sus laburos cuando apenas amanecía, y se iban a descansar cuando en el cielo ya estaban las estrellas.

Todos esperábamos el día de nuestra bien ganada jubilación. Hoy todavía seguimos esperando ese ansiado día, que parece que nunca llegará.

La mayoría de los gobiernos, sean democráticos o de facto, se hacen los distraídos con nuestra necesidades mínimas. Prometen y no cumplen. Casi con seguridad que nos prefieren muertos y sacarse lo que para ellos somos una «especie» que los fastidia y deberíamos estar en extinción.

20 de septiembre, día del JUBILADO, que es lo mismo que expresar que es el día de los GRANDES OLVIDADOS.

De todas maneras, y con la ayuda de DIOS, no debemos darle el gusto y tenemos que seguir peleando a la vida. Seguir luchando por nuestros merecidos derechos. A ellos y ellas, a la dirigencia política, cuando se jubilen jamás les faltará nada. Son privilegiados y privilegiadas. Algunos ya gozan de sus millonarias jubilaciones y pensiones. Mientras nosotros recogemos las migajas y las sobras.

Ni los gobiernos liberales, ni los pseudos revolucionarios, hicieron o hacen absolutamente nada para que mejore nuestra  calidad de vida.

Cientos de miles, tampoco han tenido calidad ante cruel muerte.

Ser jubilado en nuestro país, es ser lisa y llanamente, esclavos del Estado. Ellos deciden cuánto cobramos, que podemos comer, y hasta cuándo nos podemos enfermar y tener nuestros medicamentos a término, para no morir con dolores y con la agonía de esperar la muerte en una cama de un hospital público que ni siquiera tiene personal porque están mal pagos, y tampoco tiene los insumos mínimos necesarios.

La dirigencia política se preocupa por su bienestar, de cómo solucionar su corruptela. De como engrosar sus cuentas bancarias. También lucir sus faraónicas casas, sus autos importados y su pilchas de alta gama.

Hoy 20 de septiembre es el día de los jubilados y jubiladas. O mejor dicho: el día de LOS OLVIDADOS.

POSDATA:

La única vez que nuestros amados «viejos», disfrutaron su vejez, fue con el peronismo, gracias al General Perón, que fue quien, mediante una impresionante Ley, nos regaló el privilegio de llegar a una vejez con dignidad.

Todos los demás, incluyendo el actual gobierno, una Coalición Gobernante paupérrima, poco y nada hacen por los que agachamos el lomo por más de cuatro décadas.

Gracias PAMI y ANSES, por HACERNOS pasar tantas necesidades.

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