Opinión

¿REZAR?

Por Carlos Galli.

La Vicepresidente de la Nación, Dra. Cristina Elizabeth Fernández de Kirchner, pidió que oren o recen por ella, porque lo necesita.

En lo personal, oro por mi esposa, por mi hijo, por mi familia, por mis amigos y por el sufrimiento del pueblo. Oro por mis hermanas y hermanos en CRISTO JESÚS.

Oro por los pobres, por los indigentes. Por la niñez, que están en la línea de pobreza, abandonados por el Estado. Oro por los enfermos, por los desaparecidos, por los que fueron torturados por los genocidas. Oro por las almas de mis compañeros y compañeras del campo popular, que dieron su vida. Oro por los héroes y mártires de Malvinas.

Oro por aquellos que poco o nada tienen. Me arrodilló todos los días a pedir por todos los que padecen sed de justicia. Oro por la paz en el mundo y muy especialmente para que haya paz en mi amada Patria.

Oro por los que tienen el Sagrado Derecho de Nacer, y no sean asesinados por algunos «profesionales» de la salud.

Oro por el obrero, por los campesinos, por los laburantes.

Oro por los que me aman, pero también oro por los que me odian. Oro, aunque puede resultar extraño, por mi mascota, que también es creación de DIOS.

Oro sin una oración retórica, llena de vana palabrería, oro lo que me dicta mi corazón, sin hipocresía. Una oración tiene y debe salir del espíritu, no de la boca. La oración tiene que ser sentida, y no vanagloriarme por mi oración.

Oro por los que me pueden envidiar, pero también lo hago para que yo no envidie lo bueno que otro posea. La oración es una caricia para el alma por el cual oro, pero también para la mía, siempre que sea hecha desde lo más profundo de mi ser.

Siento que muchas batallas se pueden ganar de rodillas, orando a DIOS, y no adulando de pie a ídolos de barro, que se sienten semidioses, omnipotentes y no son más que simples mortales con una pequeña dosis de poder.

Cómo cristiano militante, tengo claro que la Santa Biblia dice que debemos orar por nuestros gobernantes, nos gusten, o nos desagraden.

Pero debo ser honesto conmigo mismo, y especialmente, honesto y sincero ante los ojos de DIOS, porque EL, sabe que no sería una oración sincera, la verdad es que no me nace orar, por la vicepresidente de la República.

Le pido disculpas, Doctora.

POSDATA:

El único que no hace acepción de personas, es DIOS.

Yo soy tan solo un mortal, que está repleto de pecados, y confío en DIOS, en que me los perdonará, porque el único pecado que el SEÑOR, no perdona es la blasfemia contra el ESPÍRITU SANTO. Y DIOS sabe, que jamás he blasfemado.

Amén.

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba