BOGA Y TRIBUNERO

Por Carlos Galli.

Juan Grabois, un abogado de clase media, nacido en la rica localidad de San Isidro, que «inventó» el curro de la economía popular, que gerencia la pobreza desde una tribuna, frente a sus paupérrimos seguidores, con una ideología poco convincente, lleno de soberbia y vanidades, el miércoles 20 se las dio de revolucionario, y que si fuera necesario, derramaría su sangre por el pueblo.

Sos hijo de la democracia. Tuviste la fortuna de no haber vivido en dictaduras militares genocidas y tiranos. Jamás estuviste torturado y flagelado en un centro clandestino. Jamás sufriste la picana y tampoco nunca te llevaron a culatazos los grupos de tareas (GT) de las Fuerzas Armadas.

Tú sangre que decís que derramarías, no sirve ni para donarla.

No quieras sublevar al pueblo, porque estarás muy solo. Los veteranos como yo, ya vimos demasiada sangre. Pusimos el pecho y el lomo cuántas veces hizo falta, mientras vos nacías en cuna de oro.

Sos un mesiánico, que se siente el gran salvador de la Patria. Tu arenga de que vos pusiste al Presidente, es demencial y de un egocentrismo patético y altanero.

¿Qué podés saber de fusiles y tacuaras? ¿De barricadas contra los uniformados asesinos que se creían los dueños absolutos de la verdad revelada?

Juan Grabois, un nuevo «Mesías» del siglo XXI, que NO moriría en una cruz por ninguno de sus discípulos…

Tu cercanía con el que se cree dueño de la fe católica, no te hace mejor a nadie. Porque el Obispo de Roma, a mi criterio, y conforme a lo que dice la Santa Biblia, Pedro nunca fue PAPA, ni siquiera existe esa palabra en ninguna Biblia cristiana. Es un invento de los hombres, igual que vos, un invento de la política errática y devaluada.

O quizás pienses que JESUCRISTO, el único verdadero DIOS, llamó a la violencia. Extraña tu forma de pregonar el cristianismo y su sana doctrina.

Como dijo el querido y recordado Negro Fontanarrosa, no hay que tenerle miedo a las palabras. Y mucho menos a las palabras necias de Grabois, oídos bien sordos.

Dr. acá está mi nombre y apellido y mi foto, por sí quiere un mano a mano para dialogar sobre revoluciones sociales, las cuales usted o vos, las leíste en la historia o las viste en documentales en blanco y negro.

Cómo cristiano militante, también si vos querés, podemos hablar sobre el primer revolucionario, del cual aprendí su maravillosa doctrina humanista.

Estoy convencido que no derramarías una gota de tú sangre, que como expresé más arriba de esta nota, no sirve ni para que la dones.

POSDATA:

Grabois, en un reportaje fuiste muy claro, que todo lo que haces es por plata, no para hacer ninguna revolución. Está es la primer gran diferencia entre vos y yo.

Miles como yo, si pusimos el pecho por ideales y convicciones firmes.