¿EN QUIÉN CREE?

Por Carlos Galli.
Los judíos o hebreos creen en DIOS.
Los judíos mesiánicos lo hacen en DIOS y en Jesucristo.
Los musulmanes en Alá y el profeta Mahoma.
Los budistas en Buda.
Los Católicos Apostólicos Romanos en la Santísima Trinidad. Padre, Hijo y Espíritu Santo. También son fervientemente devotos de santos y vírgenes. Se arrodillan ante estatuas sordas, ciegas y mudas. Además de tener fe en figuras paganas y santos populares. San Expedito, San La Muerte, entre otros.
Los Evangélicos están divididos en varias ramas. Están los creen la Unicidad del Espíritu y los trinitarios.
Cada uno tiene «su fe». Y es respetable. Tienen el derecho, equivocados o no, de creer en quien sienta que es una caricia para el alma.
Existe el fanatismo religioso, aquellos que en el nombre de DIOS, decretaron y declararon las guerras santas. Un verdadero despropósito y desprecio por la vida del semejante.
Vale recordar, en la antigüedad, el ojo por ojo del pueblo hebreo.
La Santa Inquisición de la Iglesia Romana. Y el terrorismo islámico con la absurda promesa que ganarán «El Paraíso».
Están los que lucran con la fe y la desesperación de los más débiles.
En muchos países del mundo se condena la prostitución, olvidando por completo o por ignorancia, que JESUCRISTO perdonó a María Magdalena. Nadie pudo arrojar la primera piedra sobre ella.
Las Cruzadas también fueron con la extravagante excusa que lo hacían en el Nombre de DIOS.
A Juana de Arco la historia nos enseña que la quemaron viva en una hoguera, acusándola de practicar la brujería. Cuando la realidad, es que tenían un trato directo con DIOS. Así actuaba la terrible y nefasta Inquisición del catolicismo extremo y fanatizado.
Los seguidores del Islam, en pleno siglo XXI, lapidan a las mujeres si la descubren en un acto de infidelidad.
Cada religión o doctrina tiene sus principios, formas y modos. Algunas con más rigurosidad que otras, y sin dudas también tienen sus exageraciones y en algunos casos, hasta sus castigos más perversos. El sometimiento de un ser humano mediante la religión, es una brutalidad propia de aquellos que se sienten los dueños de la verdad y de la justicia. Y lo más probable es que no tengan ni una ni otra.
Hace más de dos mil años, el Senedrin en complicidad con el Imperio Romano, crucificaron a DIOS hecho Hombre. Al verbo encarnado. Dejando en libertad a un ladrón y asesino, Barrabás.
Los egipcios que eran politeístas (creyentes de varios dioses y diosas) liberaron al pueblo judío, luego de la última plaga. La muerte de los primogénitos.
La Iglesia Católica Romana bendecía y bendice las armas que son utilizadas para las diferentes guerras.
Los extremistas radicalizados del Islam, utilizan «creyentes» Idealistas para sus atentados terroristas, cuando El Corán enseña de amor y paz.
En realidad, los libros sagrados de las tres religiones monoteístas hablan del amor, de la paz, y de la igualdad de toda la humanidad ante los ojos de DIOS. Sin embargo, ciento de miles de seres humanos, hombres y mujeres, se sienten semidioses y deciden la «suerte» de los pueblos.
Hubo un enajenado que quiso dominar el mundo, y para ello torturó, flagelo, y mató a más de nueve millones de almas, entre judíos, gitanos, negros, homosexuales y Testigos de Jehová. El comunismo, para muchos, el diablo rojo hizo lo suyo. La Santa Inquisición mostró sus garras u su perversidad.
Las aberraciones más brutales las han cometido en el nombre de algún dios apocalíptico.
Hasta hubo y hay, aún en nuestros días, gobernantes que se rigen por el nada creíble horóscopo, cartas astrales o las cartas del Tarot. Esto demuestra claramente la ignorancia y la incredulidad de algunos popes de la política mundial, y también la autóctona.
Cada uno es un ser individual, y puede optar por cualquier creencia religiosa o doctrinal.
En lo personal, soy un cristiano militante y creo en la Unicidad del Espíritu.
Y creo fervientemente en la Santa Doctrina de Jesucristo, que no es una religión es una DOCTRINA.
Y en una sola cosa coincido con Carlos Marx, cuando expresó: “La religiones son el opio de los pueblos».
Queda claro lo que dijo. Las religiones adormecen a los pueblos y mientras los pueblos estén adormecidos y en su letargo, nunca serán libres. Cómo lo dijo Jesús: “solo la VERDAD OS HARA LIBRES”. Y para mí, ÉL es el único CAMINO, la VERDAD y la VIDA. Y sin ser peyorativo, estoy convencido que, todo lo demás es harina de otro costal. Por lo menos para mí.




